EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANECDOTA 47. EL BURLADOR DE SEVILLA O CUÁNTAS ANÉCDOTAS PUEDEN CABER EN UNA HISTORIA XII

Hola amigos del blog nortonteatro.blog. Yo soy Nortan Palacio conocido artísticamente, y entre los allegados de Giacomo Casanova, como Norton P.

HEME AQUÍ INTERPRETANDO AL CARDENAL EN EL AUTO LA DANZA DE LA MUERTE DE AUTOR ANÓNIMO

EL MENTIDERO DE LOS COMEDAIANTES ANÉCDOTA 47.

Viernes 13 de mayo de 2022

EL BURLADOR DE SEVILLA O CUÁNTAS ANÉCDOTAS PUEDEN CABER EN UNA HISTORIA XII

La semana pasada adelantábamos que en esta entrada íbamos a hablar de las aportaciones a la consolidación del mito de Don Juan como referente en la memoria colectiva europea, y por ende del mundo occidental, realizadas por la obra Don Giovanni Tenorio ossia il disoluto de Carlo Goldoni de 1736 y la ópera Don Giovanni de Mozart con libreto de Lorenzo Da Ponte de 1787. Y que nos dejaríamos el Don Juan Tenorio de José Zorrilla para la última entrada de esta «infinita» serie.

Una de las cosas que a primera vista llama la atención es la importancia que tuvo El burlador de Sevilla y convidado de Piedra en la península itálica[1] puesto que desde que la creó Tirso y llegó a Italia, hasta que Mozart la hizo ópera, pasó un siglo y medio, sin que nunca dejase de reescribirse ni representarse en teatros italianos. En ese mismo país, como no, se convirtió en ópera[2]. Algunos investigadores creen que el hecho de que parte de la obra de Tirso se desarrollase en Nápoles y que haya personajes italianos como el Duque Octavio y la duquesa Isabela, harían que los italianos se quedasen prendados de la obra desde que la conocieron. A pesar de que Mozart era Austriaco, y su ópera se estrenó en Praga tenemos que decir que Lorenzo Da Ponte (que al fin y al cabo fue quien escribió el guión del Don Giovanni) era un italiano que había sido designado Poeta del Teatro de la Corte del Emperador José II, ya que en ese momento en Viena lo que se llevaba era la ópera bufa italiana.

La semana pasada adelantábamos que las primeras versiones en Italia fueron los cannovaci italianos que revistieron la obra con bufonadas típicas de Commedia dell’Arte y que de ahí la toman los autores franceses, y la despojan de mucha parte cómica, para que después Moliere la volviese a poner en un sitio de privilegio; pero nunca dejaron de representarse estos cannovaci en los teatros italianos. Para su obra, se vale Goldoni de algunos de ellos, lo sabemos porque lo escribió en la presentación y dedicatoria de su obra, pero tuvo en cuenta también el Dom Juan de Moliere y alguno de los manuscritos españoles llegados a Italia. Aunque de ese mismo prólogo, y de algunos párrafos de sus memorias, se infiere que a Goldoni no le gustaba el tema del burlador de mujeres y menos aún el de la estatua que cobraba vida. Demás de esto creía que el autor de la obra original había sido don Pedro Calderón de la Barca[3].

Entonces por qué la escribió: en realidad fue un encargo de un patricio de Venecia llamado Michele Grimani que había visto algunas de sus obras representadas y le pidió que escribiera una con el tema de Don Juan. El que pagaba mandaba y a Goldoni no le quedó otra que escribir sobre un mito que a él, en ese momento, le parecía que no tenía tanta trascendencia como el público decía que tenía, y que creía que pasaría de moda rápidamente. Cuán equivocado estaba; el don Juan en ese momento, y hasta casi un siglo después, en Italia tendría mayor acogida incluso que en España.

A Goldoni lo que más le horrorizaba era que ese final con la estatua viviente estuviese lleno de hechos fantásticos que no se adherían a la realidad y por lo tanto cambió el final: don Juan cae fulminado por un rayo (y con esto también cambió el título ya no sería más subtitulado «el convidado de piedra»). Este cambio se debía a la manera que tenía Goldoni de entender el teatro como espejo de la realidad[4]. Tampoco empleó personajes típicos de la Commedia dell’Arte como sí hacía en otras de sus obras, y a los personajes bajos los sustituyó por pastores. Don Juan se encuentra ahora cuestionado desde perspectivas más reales; el pastor Carlino (que se dice que es un trasunto del autor) le reprueba su comportamiento con argumentos más cercanos a lo sicológico y le hace replantearse su vida en varias ocasiones. Sin embargo, Goldoni no deja de recrear la escena en que Don Giovani va al cementerio y le habla a una estatua ecuestre del comendador, pero esta no le responde. Es uno de los momentos en los que Don Giovanni se hace grandes preguntas reales sobre su conciencia y, finalmente, en el momento en el que se va a marchar cae fulminado por un rayo.

RECREACIÓN DEL MOMENTO EN EL QUE EL DON GIOVANNI DE GOLDONI VA A SER ALCANZADO POR UN RAYO, DELANTE DE LA ESTATUA DEL COMENDADOR.

En fin, lo que aporta Goldoni al mito es un aura de realismo, que a partir de entonces también lo acompañaría y lo enriquecería: ya tenemos a un don Juan, antireligioso (Tirso) y libertino (Moliere), pero ahora más real (Goldoni).

En 1781 el poeta y sacerdote Lorenzo Da Ponte se ve forzado a dejar la orden en que profesa y su Venecia natal; por su postura política liberal y su afición a las mujeres casadas ‒esto es importante porque estas dos características se las imbricaría a su nuevo don Juan‒. Luego se movería por varias capitales europeas y se relacionaría con las elites literarias hasta que José II de Hasburgo lo designara Poeta del Teatro de la Corte de Viena. Entonces empieza a colaborar con los músicos que proveían al emperador de óperas bufas en italiano como Antonio Salieri, Vicente Martin y Soler y Wolfang Amadeus Mozart. Con Mozart colaboraría en Las Bodas de Fígaro en 1786, nuestro Don Giovanni en 1787 y Cosi fan tutte en 1790.

Da Ponte escribió en sus memorias que fue él fue quien le sugirió a Mozart[5] el tema de Don Juan; quizá porque él mismo se consideraba tal y se sabe que había sido amigo del famoso seductor Giacomo Casanova[6], cómo no le iba a interesar el tema. Para componer el libreto de su Don Giovanni se basó en otra ópera homónima que se había estrenado en Venecia un año antes, con libreto de Giovanni Bertati y música de Giuseppe Gazzaniga. Da ponte, -que dice que escribió este libreto, a la vez que escribía otros dos, con ayuda de café, tabaco y de una joven de dieciséis años‒ mejoró bastante el texto precedente y añadió también elementos originales y cuándo la música de Mozart lo revistió; lo llevó todo al culmen de la genialidad. Los estudiosos del personaje consideran esta ópera como la forma estética perfecta del mito.

MOMENTO DE UNA REPRESENTACIÓN DE DON GIOVANNI DE MOZART-DA PONTE EN EL METROPOLITAN OPERA HOUSE DE NY.

A este nuevo Don Juan le apasiona que se conozcan sus hazañas, y su criado Leporello lleva una contabilidad rigurosa de todas las mujeres a las que ha burlado y que ascienden a 2065. Este catálogo lo verbaliza Leporello en una de las arias más famosas del mundo operístico: Madamina, il catalogo e questo. A don Giovanni no solo no le preocupan los daños que sus burlas pueden producir como al antirreligioso tirsiano o al libertino de Moliere; sino que además le gusta que se conozcan sus hazañas. Es decir que este nuevo mito ya no solo es inmoral, sino que también es amoral.

El don Juan que empezaba a perfilarse tendría bastante recorrido en el Romanticismo que ya estaba a sus puertas, y por eso no es de extrañar que en la primera escena del Don Juan Tenorio de José Zorrilla: Don Juan y Don Luis Mejía hagan un conteo de sus patrañas, para ver cuál de los dos ha ganado una apuesta que consistía en saber quién podía ser más depravado.    

Pero de esto hablaremos en la próxima anécdota.

Nos vemos la próxima semana.


[1] No existía Italia como país, sino como territorio.

[2] Antes de la ópera de Mozart ya se habían estrenado en el suelo italiano varias óperas con el mismo título y los motivos de la historia.

[3] En Napoles se creyó primero que la obra la había escrito Lope de Vega y así circulaba por varios legajos y después pasó a creerse que era de Calderón.

[4] Por esto se le considera como el reformador del teatro europeo, dando paso al nuevo teatro burgués y siendo un gran exponente de la Ilustración.

[5] Otros dicen que fue un encargo del empresario italiano Pasquale Bondini, que era el director deTeatro Nacional de Praga y que antes los había llevado a esa ciudad para varias representaciones de Las bodas de Figaro que fueron un éxito.

[6] Casanova también escribió sus memorias inscritas en el género literario de burla y seducción, pero se pueden considerar como herederas del Don Juan «libertino» que había inaugurado Moliere. De hecho, las escribió en francés.

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

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