EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES ANÉCDOTA 44: EL BURLADOR DE SEVILLA O CUÁNTAS ANÉCDOTAS PUEDEN CABER EN UNA HISTORIA X.

Hola amigos del blog nortonteatro.blog yo soy Nortan Palacio, conocido artísticamente, y en las antesalas de medrar en el Palacio Real de Felipe IV, como Norton P.

HEME AQUÍ, INTERPRETANDO EL PERSONAJE DE DORISTEO EN LA COMEDIA LA DISCRETA ENAMORADA DE LOPE DE VEGA

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES ANÉCDOTA 44.

Viernes 22 de abril de 2022.

EL BURLADOR DE SEVILLA O CUÁNTAS ANÉCDOTAS PUEDEN CABER EN UNA HISTORIA X.

Cuando estábamos haciendo acopio de material para escribir las anécdotas sobre los caballeros reales que pudieran haber sido los prototipos tomados por Tirso de Molina para crear su Don Juan Tenorio, tuvimos que ‒para acotar una lista que es bastante extensa‒ basar nuestra elección en dos criterios: el primero, que el tal personaje hubiese gozado de gran importancia en las investigaciones de los estudiosos; y el segundo, que tuviese una vida interesante a la hora de ser carne de Mentidero: es decir, que tuviese algo que llamase la atención por algo más que por ser un seductor empedernido y un canalla  redomado. Tal ha sido el caso de los hasta ahora tratados como son: el duque de Osuna, el conde de Villamediana y Miguel de Mañara, que han cumplido ‒espero que con creces‒ ambas expectativas.

Por eso cuando trazábamos el plan para este anecdotario, extenso anecdotario, sobre El burlador de Sevilla, sólo íbamos a hablar de estos tres caballeros, pero de repente sucedieron dos cosas que nos hicieron reparar en el personaje del que trataremos hoy y que nos llevaron a incluirlo en la lista de estos prototipos, a pesar de que no ha sido mencionado mucho por los estudiosos[1]; estas dos cosas fueron: una, que llevaba el apellido Tenorio y la otra, que en una de las anécdotas ‒quizá la más importante‒ de su azarosa vida se fue a topar con alguien a quien en este Mentidero ya calificamos de «sempiterno» nos referimos a Lope de Vega y el caballero en cuestión es Don Cristóbal Tenorio.

Sí, este Cristóbal Tenorio es descendiente de aquellos Tenorios de los que ya tratamos antes[2] y de los que descendió un Juan tenorio mencionado en unas Crónicas de Sevilla y que como esas crónicas se hallan perdidas, no se puede convenir en que ese sea el real prototipo del personaje de Tirso. Para facilitar la memoria de los lectores y entrar en materia con nuestro personaje transcribimos lo que en su momento dijimos de aquellos Tenorios:

«Según se decía: la familia Tenorio había llegado a Sevilla, procedente de Galicia, en los tiempos del rey Alfonso XI. Destacaba entre ellos Alfonso Jofre Tenorio quien llegó a ser Almirante de Castilla y que tuvo dos hijos: Don Juan, que era comendador de la Orden de Santiago en Estepa y además camarero de Alfonso XI (es curioso porque en la comedia Tan largo me lo fiais el personaje de Don Juan es hijo del camarero mayor de Alfonzo XI); y Don Alfonso, que llegó a ser Alguacil mayor de Toledo ‒ De este descendería Don Pedro Tenorio quien llegó a ser Arzobispo de Toledo y es de los pocos Tenorios (luego conoceremos a otro del que incluso también se sospechó que habría sido el real Don Juan) de los que se tienen noticias fiables llegadas a nuestros días en crónicas y documentos de su época. También se decía que la familia Tenorio había caído en desgracia en tiempos de Pedro I «El cruel», hijo de Alfonso XI y que debido a este infortunio se habían hecho desaparecer las Crónicas de Sevilla donde se nombraban»

Como veis, en el subrayado entre paréntesis, entonces ya mencionábamos al otro Tenorio del que hoy hablamos.

De la vida de Cristóbal Tenorio se sabía poco hasta que se descubrió que era el «perpetrador de una ignominiosa historia»[3] que lo relacionaba con Lope de Vega. Este descubrimiento llevado a cabo en 1950 por Agustín Gonzáles de Amesúa, en unos manuscritos[4] que se conservaban en la Biblioteca Nacional precipitó el que se iniciara la búsqueda de documentos para sustentar su biografía y que además pasase a ser considerado ‒ya dijimos que por pocos investigadores‒ un posible modelo del Don Juan Tenorio de El burlador de Sevilla.

Cristóbal Tenorio y Azofeijo de Villalta descendía de la rama de Alfonso Tenorio el que llegó a ser alguacil mayor de Toledo y que se había asentado en Morón de la Frontera en el siglo XIII después de su caída en desgracia con Pedro I el cruel. En Morón se fueron sucediendo las generaciones durante los siglos XIV y XV, de las que poco se sabe, precisamente por ese ostracismo al que los llevó su defenestración desde la corte de El Cruel. Así hasta que, finalmente, a principios del siglo XVI se encuentran documentados los nuevos Tenorios: Alfonso Portillo Tenorio casado con María de Villalta. A finales del siglo, una hija de estos se casó con Pedro Martínez de Azofeijo y de este matrimonio nacería en junio del año 1600 Cristóbal Portillo de Villalta (quien después cambio su apellido a Tenorio: en aquellos tiempos era usual que los jóvenes llegados a la edad adulta eligieran el apellido de la rama familiar que consideraban de mayor linaje) .Se crio en Morón que entonces pertenecía al señorío de los Duques de osuna y como los Villalta y los Tenorio eran sus familias de confianza en aquellos ducados pues siempre eran designados por los duque como alcaldes o regidores. A los 14 años, sus padres lo enviaron buscar oficio o acomodo ventajoso en la Corte y allí ‒los investigadores piensan que por intermediación del Duque de osuna‒ entraría en la servidumbre del Conde de Olivares; quién después pasaría a ser el todo poderoso Valido de Felipe IV el Conde-Duque de Olivares. Por lo que Cristóbal pasó a vivir en palacio después de muerto Felipe III. Se conoce un documento que dice que vivió en este palacio por cuarenta años y, como veremos, tuvo mucha fortuna en ese desempeño. De servir a Olivares pasó a la servidumbre privada del Rey, lo que le daría un gran poder, puesto que a los que buscaban medrar en palacio primero les tocaba ganarse la confianza de los servidores cercanos al monarca. Inicialmente fue uno de los muchos Ayudas de cámara, que era un oficio para el que se tenía que ser hidalgo y limpio de sangre. Desde ese puesto se conoce que espiaba para el Conde-Duque y lo tenía informado de todo lo que pasaba en las habitaciones regias, por eso algún poeta satírico se refería a él como «atalaya de las salas». Después, también por intermediación de su protector, se le concedió el Hábito de Santiago lo que ya le reportaba el trato de «caballero» y además su fortuna, por ciertas prebendas que recibía de Olivares iba aumentando. Más adelante el rey lo nombró su Guardarropa, oficio que implicaba mucha más confianza con el monarca y el manejo de ingentes cantidades de dinero. Y así siguió ascendiendo hasta el peldaño mayor al que podían acceder los ayudas de cámara: Secretario de Audiencia.

Se casó dos veces, la última con doña María Suárez de Deza y tuvo al menos un hijo quien heredó el cargo de Ayuda de cámara. Finalmente, Cristóbal Tenorio murió en septiembre de 1655.

Todo esto en realidad no tendría mucho interés, sino porque después de descubrirse la historia que lo involucra con Lope de Vega y apellidándose Tenorio, pasó a engrosar la lista de posibles modelos para el mito de Don Juan Tenorio. Aunque en realidad lo que a nosotros nos intriga es la historia y la vamos a contar.

Resulta que este nuestro Cristóbal en su etapa juvenil, como buen mozo que se dice que era y una vez que iba ascendiendo en sus cargos y obteniendo prebendas y hábitos se creyó un Tenorio ‒valga el anacronismo‒ y se dedicó a conquistar jovencitas de la Corte prometiéndoles mejorar sus vidas. Y así fue como llegó a enamorar a Antonia Clara, una hija de Lope de Vega (aunque delante de las gentes se trataban como tío y sobrino)[5] y la única que le quedaba en casa, ya que los otros tres habían abandonado el hogar: Lope Felix «Lopito» se había hecho explorador; Marcela se había hecho monja y Feliciana se había casado. Antonia Clara alegraba la vida del ya viejo Lope con su carácter alegre, cuidando de él y hasta sirviéndole de amanuense, puesto que su poca vista ya no le permitía escribir, por eso sus nuevas creaciones se las dictaba a Antonia Clara.

LA CASA, HOY MUSEO, DONDE LOPE VIVIÓ LOS ÚLTIMOS AÑOS DE SU VIDA, MUCHOS EN COMPAÑIA DE SU HIJA ANTONIA CLARA, ANTES DE LA HISTORIA CON CRISTÓBAL TENORIO.

Cuando la niña llegó a la edad de 17 años fue por primera vez a una fiesta y allí cantó delante de todos (estaba acostumbrada a cantar en público puesto que Lope organizaba veladas parateatrales para sus amigos y su mecenas, el Duque de Sessa, en su casa y Antonia Clara actuaba, danzaba y cantaba en ellas). Nuestro Tenorio quedó prendado de la muchacha, pero esta no era una niña como las que él estaba acostumbrado a conseguir a la primera; era pariente del gran Lope de Vega y por eso tuvo que valerse de artimañas para poder acercarse. Una criada de la casa de Lope, mediante buen pago, sirvió de alcahueta. La criada era de confianza y por eso Lope no sospechaba, aunque sí notaba ciertos cambios en el humor y en el afán de acicalarse de la muchacha; hasta que un día en que, volviendo a casa, Lope al llamar a su hija recibió como respuesta el silencio: Tenorio había raptado a Antonia Clara, quien había huido con la criada de confianza y con algunas cosas de valor de la casa. Al parecer Tenorio le había prometido que se casaría con ella, pero después de unos meses la repudió y fue cuando se casó con su, ya la mencionamos, segunda mujer.

Además de por el honor, por el amor a su hija, Lope reclamó ante las autoridades (el rapto de jóvenes estaba penado con el ahorcamiento) pero tanto debía ser el poder de este Tenorio (con el Conde-Duque y el Rey) en la Corte, que sus ruegos no fueron atendidos y no se habló del tema nunca más: ni del rapto ni del raptor.

El hecho de que el incidente acaeciera en 1634 resta credibilidad a que este Cristóbal Tenorio fuese el modelo de Juan Tenorio, puesto que, lo hemos dicho muchas veces, El burlador de Sevilla apareció impreso en 1630. De lo que parece no haber dudas es de que Lope murió por esta causa: en el documento que encontró Agustín Gonzáles de Amesúa en la Biblioteca Nacional de Madrid se puede leer lo siguiente: Lope murió de pena de que Tenorio le sacó una hija.

Muchos de los detalles del rapto y de la vida sosegada que llevaban Lope y Antonia Clara en sus últimos días juntos, los contó Lope en una égloga que escribió y que se publicó póstumamente: Filis. Eso sí, metafóricamente; tanto que no se coligió el verdadero significado de los versos de dicha égloga hasta tiempo después y algunos versos incluso pasados más de tres siglos, después del hallazgo del documento señalado.

Ahora comprenderéis por qué en la anterior anécdota decíamos que del personaje tratado en esta anécdota en lugar de decir «se las trae» habría que decir «se las lleva».    

Nos vemos la próxima semana.


[1] Desde ya os aviso de que no cuenta con muchas papeletas para ser considerado el modelo original de El burlador de Sevilla.

[2] Anécdota 40 del Mentidero de los Comediantes y parte VI de esta seria basada en El Burlador de Sevilla.

[3] La «historia», de la que incluso se dice que precipitó la muerte de Lope de Vega, se conocía, lo que no se sabía era quién había sido el perpetrador de ella.

[4] Apuntamientos de la Historia de España. Año de 1635.

[5] Este es un cuento largo que también tiene su enjundia y que un día contaremos en este blog. Pero ahora no nos es posible por espacio. Solo adelantamos que la muchacha había nacido de unos amores con una mujer (Marta de Nevares) que había abandonado a su marido por Lope de Vega y que estos amores, y también la niña, se gestaron después de que Lope de Vega se había ordenado sacerdote, así se va entendiendo el tratamiento tío-sobrina.

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

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