hola amigos del blog: nortonteatro.blog, yo soy Nortan palacio, conocido artísticamente, y en la calle del Ataúd, como Norton P.

EL MENDTIDERO DE LOS COMEDIANTES ANÉCDOTA 43.
Viernes 15 de abril 2022
EL BURLADOR DE SEVILLA O CUÁNTAS ANÉCDOTAS PUEDEN CABER EN UNA HISTORIA VIII
Otro personaje histórico que vivió en Sevilla y al que también se le atribuye ser el prototipo de Don Juan Tenorio es Miguel de Mañara un aristócrata sevillano que siendo joven heredó una gran fortuna y se dedicó a la vida disipada y a la conquista de todas las mujeres que se le ponían por delante. Como vemos, nada nuevo en las características iniciales de los que anteriormente hemos mencionado ‒con la excepción de que este no era noble, solo aristócrata, que ya es decir‒, aunque, como viene siendo habitual en los personajes que estamos investigando, también tuvo una sorprendente vida final.
Miguel de Mañara Leca y Colona y Vicentelo, Caballero de la Orden de Calatrava, Caballero veinticuatro del Cabildo Municipal de Sevilla y miembro destacado del Consulado de Mercaderes (Sevilla. 3 de marzo de 1627‒ 9 de mayo de 1679), como dijimos, heredó joven (tenía 21 años) una gran fortuna de su padre, un indiano muy rico. Y sin necesidad de oficio ni beneficio se dedicó a la vida disoluta, visitando lupanares y casas de juego y conquistando a todas las mujeres que encontraba a su paso. No le era difícil ya que además de rico, y esto también lo emparienta con los otros modelos: poseía una educación refinada, un gran atractivo físico y un desorbitado carisma.
Como sus predecesores, tuvo una vida preñada de leyendas y mitos que lo harían fascinante, no solo a Tirso de Molina, sino a muchos escritores de varias épocas, sobre todo del periodo romántico. Así lo han hecho protagonista de novelas, obras dramáticas, zarzuelas, poemas y cuentos: Prospero Merimé en la novela Les Ames du Purgatoire en 1834, Alejandro Dumas en la obra teatral: Don Juan de Maraña o u la Chute d’un Ange (Dumas trueca el apellido mediante una metátesis: Maraña por Mañara; no sabemos si por equivocación o por jugar con la figura retórica ) en 1836; José Gutiérrez de la Vega en el cuento titulado como su protagonista Don Miguel de Mañara en 1849; otro cuento de 1897 de Fernando Fe, La última aventura de Miguel de Mañara; las zarzuelas: Don Miguel de Mañara de José serrano de 1903 y Los rosales de Mañara de Manuel Cano y Cueto de 1905; otra obra de teatro de Joaquín Dicenta: La conversión de Mañara; y dos poemas y una obra de teatro ‒que ya mencionamos en la primera de esta serie de anécdotas dedicadas a El burlador de Sevilla‒ escritos a cuatro manos por los hermanos Antonio y Manuel Machado[1]: Juan de Mañara. Como puede apreciarse en algunos casos le han dado el nombre de «Juan» en lugar del suyo propio: Miguel. Sobre todo, Merimeé, Dumas y los Machado, esta ha sido una de las más poderosas causas para que se haya emparentado a Maraña con Tenorio.
Sabemos que su vida licenciosa no fue realmente muy larga (aunque sí excesiva) todo eso dio un gran vuelco cuando conoció a la joven Jerónima Carrillo y con ella al sentimiento amoroso. Entonces se casó y dejó los excesos. Pero la esposa murió al poco tiempo y sumió a Mañara en una profunda depresión, puesto que consideraba su muerte como un castigo por los pecados anteriores y decidió hacer un retiro de ermitaño en la Sierra de Ronda. Cuando regresó, a Sevilla se hizo sacerdote e ingresó en la Hermandad de la Santa Caridad, consagrada a ayudar a los más desfavorecidos de la ciudad, en esta hermandad llegaría a ocupar el cargo de hermano mayor hasta su muerte. Con el dinero que aun le sobraba ayudó a construir el Hospital de la Caridad que se dedicó a acoger a enfermos sin recursos y al enterramiento de ajusticiados y de cadáveres sin familiares que los reclamasen. Aun hoy en día este hospital sigue dedicándose a este empeño.
Sin embargo, varias leyendas populares promueven que su arrepentimiento se debió a otros factores. Una de ellas dice que una noche, yendo de juergas, una mujer hermosísima lo conmino a seguirla hasta la catedral, allí lo llevó a un rincón apartado y se le ofreció; al desnudarla, Mañara se encontró con que el cuerpo de aquella mujer era un esqueleto. La otra ‒la más conocida‒ cuenta que una mañana que volvía a su casa, después de una larga noche de desenfreno sexual, al pasar por la Calle del Ataúd, vio que pasaba un cortejo fúnebre y al preguntar a quién iban a enterrar le respondieron que a Miguel de Mañara; éste se enfureció pensando que le estaban gastando una macabra broma, pero el sacerdote le permitió que abriese el ataúd y mirase al muerto; entonces se encontró con que verdaderamente el muerto era él mismo. Al verse en ese estado comprendió que Dios le estaba enviando mensajes para que cambiara de vida y se arrepintiera y allí mismo se arrodilló a orar; por ese motivo no volvió a su casa y así salvó su vida puesto que esa mañana el marido de una de las mujeres a las que había burlado lo estaba esperando para matarle. Por todo esto decidió hacer el retiro de ermitaño y, después ingresar en la Hermandad.

Al parecer Miguel de Mañara nunca encontró el sosiego a pesar su arrepentimiento, tanto que se cuenta que, ya siendo Hermano Mayor de la Santa Caridad, una noche en que meditaba en el jardín del hospital se le aparecieron ocho mujeres a las que había violentado, a reclamarle por lo que les había hecho sufrir; las ocho mujeres llevaban rosas en sus manos y las regaban con el llanto que caía de sus ojos. Entonces Mañara decidió que una manera de conseguir una pizca del perdón de aquellas damas era plantar ocho rosales en el jardín y él personalmente se encargo toda su vida de cuidarlos y regarlos, dicen que los ocho rosales todavía hoy se pueden ver el Hospital de la Caridad en Sevilla. De cualquier manera, murió sin perdonarse a sí mismo puesto que en el epitafio de su tumba, que escribió antes de morir, reza: «Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo»
En fin, aun mezclando realidad con ficción, lo cierto es que su fama como hombre dedicado a hacer el bien, alcanzó y alcanza hasta nuestros días, no solo por el hospital y los rosales, sino porque incluso se inició un proceso para su canonización. Veinte testigos apoyaban los milagros de Mañara. Si no se ha llegado a beatificar es porque la documentación con el reconocimiento de los milagros fue robada por las tropas napoleónicas durante la ocupación de Sevilla. Al parecer se han vuelto a encontrar estos documentos y el proceso de beatificación se ha retomado. De momento, en 1985 el Papa Juan Pablo II le otorgó el título de «venerable». No nos extrañemos de que quizá pronto pasemos de recordar a Mañara como posible modelo del Burlador de Sevilla[2] a reconocerlo como San Miguel de Mañara.

Como veis otro sorprendente final para uno de nuestros posibles modelos de Don Juan Tenorio, y nos queda un último que también se las trae; o podríamos decir: «se las lleva»; en la próxima anécdota veremos por qué.
Nos vemos la próxima semana.
[1] Cuando todavía colaboraban el uno con el otro y antes de que la guerra civil española los separara y los pusiera a cada uno en un bando.
[2] Al conocerse la fecha real de su nacimiento: 1627, no se sostiene que sea un posible arquetipo de Don Juan, pues cuando Tirso publicó El burlador de Sevilla en 1630, Miguel de Mañara tenía 3 años.
Gracias, maestro
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Gracias a ti
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Hola, Norton, al leer tu texto sobre Mañara y las referencias a Machado me he acordado del «Retrato», de Antonio. Sin duda se refiere a nuestro protagonista donjuanesco:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
….
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Sí, claro es el mismo Mañara. Los Machado escribieron la obra de teatro a cuatro manos y también varios poemas donde lo mencionan: este es uno.
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Amigo mío
como siempre extraordinaria tu forma de hacernos llegar y recordar estas vidas intensas
Me debes una de mujer para mi expediente actoral
¡jeje!
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