EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 34. JEAN-BAPTISTE POQUELIN: MOLIERE. “NO TODO LO QUE RELUCE ES AMARILLO Y III”

Hola amigos del blog: nortonteatro.blog. Yo soy Nortan palacio, conocido artísticamente, y en el cementerio de Père-Lachaise, como Norton P.

HEME AQUÍ INTERPRETANDO A DORISTEO EN LA OBRA LA DISCRETA ENAMORADA DE LOPE DE VEGA.

JEAN-BAPTISTE POQUELIN: MOLIERE. NO TODO LO QUE RELUCE ES AMARILLO y III.

Decíamos ayer (la entrada anterior) que Jean-Baptiste Poquelín tuvo que lidiar con la tuberculosis toda su vida y cada cierto tiempo sufría crisis que lo postraban y le permitían actuar menos: eso sí sin dejar de escribir. También tenía que vérselas con sus detractores: hubo una alianza ‒además del partido de Los Devotos‒ entre Jean Racine (dramaturgo envidioso del éxito con la realeza, y a la vez que con el vulgo, de Moliere), el Abate D’Aubignac y el Principe de Conti; para desacreditarlo, tanto; que desde el Parlamento se creó un Consejo de Policía para redoblar la censura al teatro  (a sus obras en particular) por considerarlo libertino. 

Pero nuestro hombre no se daba por vencido: en 1667 guardando cama seis meses, por una crisis, hizo una segunda redacción del Tartufo a la que tituló Panulfo o El impostor a ver si cambiando el título pasaba la censura, pero fue prohibida al día siguiente de su estreno; Moliere pidió ayuda al Rey, pero tampoco pudo interceder en su favor. Sin embargo, haciendo acopio de fortaleza, a finales del mismo año escribe y estrena una nueva obra maestra: El avaro. Y, finalmente, en febrero (ya dijimos que es un mes importante para Moliere) de 1669 puede estrenar una tercera versión del Tartufo, con cinco actos, final (cambiado) feliz y que alcanza un éxito de representaciones nunca visto en esos tiempos: 44 representaciones seguidas. 

Tampoco descansaban sus detractores; en 1670 se estrena una comedia de un autor desconocido Boulanger de Chalussay (un nombre bastante extravagante: lo que hace creer que era un pseudónimo) titulada: La venganza de los médicos o El hipocondríaco Elomire (el anagrama con el nombre de Moliere era burdamente reconocible) donde se burlaban de sus enfermedades, le daban voz (venganza) a los médicos a los que tanto satirizaba y, ante todo, se ensañaban con su vida privada. 

Así, entre dardos envenenados y puñales por la espalda iban desarrollándose acontecimientos brillantes y oscuros. En 1670 el Rey lo nombró proveedor de espectáculos para la corte. Al tener que generar espectáculos con prisa, a veces en colaboración a cuatro y seis manos, iba escribiendo obras menores salpicadas de algunas genialidades que todavía le quedaban por dejarnos, tales como: El burgués gentilhombre en 1670; Los enredos de Scapin en 1671 y Las mujeres sabias en 1672. Aquel mismo año falleció Madeleine Bejart, con quien, a pesar de sus desavenencias por el matrimonio con su hija, seguía manteniendo una gran relación y la consideraba la mujer más importante en su vida.Por lo que aquel fue un duro golpe en su trayectoria vital.

Finalmente, en 1673 escribe su obra testamento: El enfermo imaginario y se reservó para sí mismo el papel principal: no tuvo que ensayar mucho para estrenar ‒el 10 de febrero‒ ese personaje  pues era su alter ego y da la impresión de que intuía qué iba a pasar: el 17 de febrero en medio de la cuarta representación sufrió un ataque de hemoptisis y tuvieron que suspender la representación para trasladarlo a su domicilio no murió en escena, sino en su casa pocos días después (aunque la justicia poética ‒reconocemos que muy de alabar‒ así lo ha querido recordar siempre) y tampoco sufrió el ataque vestido de  amarillo (aunque la justicia dramatúrgica, española, ha hecho lo propio con tal color), sino que llevaba un jubón amaranto (al parecer hubo un error en la traducción al castellano) y por eso en España vestir el amarillo en escena es sinónimo de mala suerte para los actores. Pero: ¡oh sorpresa!, resulta que el color prohibido en Francia es el verde… En Inglaterra el azul y en Italia el morado.        

Aun después de muerto siguió nuestro Moliere dándonos anécdotas tales como: 

‒No se encontró un cura para que se le diera la extremaunción y por tanto murió sin haber renegado de su profesión de actor. Requisito indispensable en Francia para poder ser enterrado en “sagrado”. Apelando a su confraternidad y su trabajo para el Rey, su viuda logró que tuviera un funeral en sagrado, pero Luis XIV puso como condición que se realizara por la noche y sin cortejo. Así se consiguió que fuera enterrado en el cementerio Saint Joseph en un área reservada a enterrar a los neonatos, los niños no bautizados y los suicidas.

‒A pesar de la prohibición de la pompa, se sabe que a su entierro asistieron más de mil personas portando antorchas en la oscura noche y que entre los componentes del “teatral cortejo” iban al menos ocho sacerdotes. 

‒Su epitafio, escrito por él mismo, rezaba: «Aquí yace Moliere, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien»   

-Demás desto: cuando triunfó la revolución patriota de 1792, los revolucionarios quisieron exhumar sus restos para llevarlos a un sitio donde pudiera ser homenajeado por siempre, y se dice que encontraron la fosa vacía. Aún así hay unos huesos inhumados y depositados en el cementerio de Père-Lachaise (cementerio lleno de tumbas de luminarias de todos tiempos y países) que dicen ser de Jean-Baptiste Poquelín. al lado de los restos del fabulista La Fontaine.

TUMBA DE MOLIERE EN EL CEMENTERIO DE PÈRE LACHAISE.

En cualquier caso, la justicia poética (vuelve la justicia poética) ha llevado a quien suscribe estas letras a presentar sus respetos, como querían los revolucionarios patriotas, no una, sino dos veces, en ese panteón: porque, aunque quizá no sean sus huesos y no todo lo que reluce es amarillo; para mí, en ese sitio se encuentra el espíritu de uno de los grandes hombres del Teatro Universal: el espíritu del gran Moliere.

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

8 comentarios sobre “EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 34. JEAN-BAPTISTE POQUELIN: MOLIERE. “NO TODO LO QUE RELUCE ES AMARILLO Y III”

  1. …que bueno que tu blog nos permite conocer siempre an´cdotas simpáticas coloquiales de estas figuras universales como Moliere como por ejemplo que no murió en el escenario de la Comedie Francais ni que estaba vestido de amarillo

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