Hola amigos de blog: nortonteatro.blog. Yo soy Nortan Palacio, conocido artísticamente, y en las cloacas parisinas, como Norton P.

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 32.
Viernes 21 de enero 2022.
JEAN-BAPTISTE POQUELIN: MOLIERE. “NO TODO LO QUE RELUCE ES AMARILLO”
Qué tal amigos, aquí estamos de vuelta con nuestro Mentidero de los Comediantes. Esperamos que hayáis tenido felices fiestas. Como nos retrasamos una semanita más de lo prometido, sin preámbulos: vamos allá.
Este año, 15 de enero, se celebraron (y se celebrarán todo el año), los 400 años del nacimiento de Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Moliere, por tanto hemos decidido dedicarle las tres siguientes entradas. Aunque no pertenezca Moliere a la troupe que frecuentaba el Mentidero de los Representantes madrileños del Siglo de Oro Español, sí que vivió en la misma época que nuestros teatreros patrios y es referente del Teatro Barroco francés, europeo y, por ende, mundial.
El título me sobrevino a raíz de escuchar una conferencia dictada por Mauro Armiño ‒el traductor de Moliere más conocido en el mundo hispánico‒ en la Fundación Juan March, quien comenzaba diciendo que mucho de lo que se decía de Moliere eran mitos y en su conferencia se encargaba de explicarlo. Y es que Moliere, en su vida, tuvo muchos lances, algunos funestos, desconocidos y que en sus biografías antiguas no se incorporaban; ya fuese por el poco conocimiento de datos que se han ido desvelando o porque a algunos biógrafos solo les importaban los datos mas relucientes de su vida: favorito de Luis XIV, creador de la Comédie Française y con una muerte tan dramática, en el escenario, que ha dado pie a muchas teatrales, noveladas y fantásticas historias. Casi todas historias adornadas y (volviendo con Armiño) no del todo ciertas. Por eso, jugando con el color con el que ‒por su romántica muerte‒ se le identifica, haremos un repaso por esos momentos desconocidos (también los conocidos, faltaría más) de la vida Jean-Baptiste Poquelin.
Para empezar, hay que recalcar que el mes de enero viene a ser de los más importantes en su pericia vital, pues nació y murió en ese mes con 51 años de diferencia (15 de enero de 1622-18 de enero de 1673). Fue a nacer en una familia con “posibles” ya que su padre era el tapicero real del entonces Luis XIII y por tanto vivián en la calle de Saint-Honorè (una de las más ricas de París). Unos cuentan que fue su abuelo (otros dicen que fue un tío) quien le inculcó el gusto por el teatro, ya que de pequeño lo llevaba frecuentemente a ver representaciones callejeras en plazas y mercados. El primer golpe de realidad le llegó con la muerte de su madre cuando contaba 10 años y la relación con su padre no era precisamente afecta. Éste, entonces, lo envió a estudiar con los jesuitas en el colegio Clermont, donde estudiaban la mayoría de los nobles franceses. Los jesuitas, los mas grandes docentes en muchas épocas y países, le dieron una educación exquisita de la que después darán cuenta algunos de los pasajes más eruditos de sus obras maestras. Aunque, antes de ello, siguiendo con el modelo de vida que le había diseñado su padre, se licenció en derecho y llegó a ejercer durante unos meses. En su época de estudiante empezó a frecuentar un círculo libertino de filósofos epicúreos entre los que destacaban Cyrano de Bergerac y La Chapelle; aquellas amistades también dejarían poso en sus obras.
Pero entonces tuvo que sustituir a su padre en el oficio de tapicero real (todavía en tiempos de Luis XIII) ya que su hermano, a quien estaba designada la herencia del cargo, murió en 1642. Lo que le llevó a los círculos palaciegos y a tener cierta cercanía con la familia Bejart, una familia de teatreros que actuaba para los monarcas. El gusto por el teatro que le atraía mucho y, sobre todo, por la actriz principal: Madeleine Bejart ‒bastante mayor que él‒ lo llevaron a hacer la locura más grande (también la más afortunada) de su vida: dedicarse a lo que, sin saber, siempre le había atraído: el Teatro.

Sin pensar en la posible consecuencia de que su padre lo desheredara, acabando con su oficio de tapicero que le reservaba una vida cómoda y rompiendo las relaciones de Madelaine con su familia; fundó con su amante la compañía: L´Illustre Théatre. Alquilaron y habilitaron un espacio (Jeu de Paume)[1] en la parte baja del Sena, cerca de Pont Neuf. En un principio no les fue mal, porque Moliere además de actuar, y empezar a escribir sus primeros interludios para las obras representadas, empapeló el centro de París con carteles de promoción de las funciones. Como combinaban tragedias (el género más demandado por la burguesía francesa) con farsas de estilo italiano y comedias españolas atrajeron al público. Pero las grandes compañías del otro lado del Sena: el Théatre du Marais y el Hotel Bourgone, contraatacaron. Contraprogramaron con las mejores tragedias de Corneille que entonces tenían gran tirón. Pronto el nuevo Ilustre Teatro comenzó a acumular patios de butacas vacíos y, consecuentemente, deudas. Debido a ellas Moliere fue encarcelado por varios días en 1645.
Una vez en libertad, la compañía decidió recorrer los caminos con su carromato para actuar en las provincias francesas. Esto hizo que un aurea romántica de cómico pobre y granjeado en giras provinciales también rodeara a Moliere; dependiendo de qué parte de su vida profesional se pretendiese destacar por el biógrafo de turno. Quince años estuvieron por la campiña francesa mientras Jean-Baptiste se iba curtiendo como actor ‒mayoritariamente en papeles farsescos‒ y, sobre todo, como escritor, aunque las ganancias apenas si servían para ir cubriendo gastos.
Quiso la suerte que en 1653 el entonces poderoso príncipe de Conti se encaprichara por la compañía y bajo su protección empezaron a actuar en un ala del Palacio de Versalles, pero esto duró tres años; el poderoso príncipe, en un arrebato de conversión, misticismo y fe abjuró de la farándula y en diciembre de 1656 los expulso del círculo de los nobles de Versalles.
Al volver a París en 1657, el hermano del recién coronado Luis XIV: Felipe I de Orleans, quien era un apasionado por las artes y sobre todo por el teatro, se fijó en la compañía de Moliere y Madeleine Bejart y concertó una representación de la troupe ante el Rey Sol y sus cortesanos. Representaron una tragedia que aburrió soberanamente (nunca mejor dicho) a Luis XIV, pero ‒golpe de fortuna‒ al final también representaron una comedia, en la que no tenían muchas expectativas de triunfo, escrita y actuada por Moliere: El médico enamorado[2]. Las maneras farsescas de interpretar de Jean-Baptiste y la comicidad de la obra prendaron a Luis XIV, que empezó a solicitar más representaciones de obras farsescas, y se las concedieron. Así hasta llegar a la escritura y representación de Las preciosas ridículas que fue la primera de las grandes comedias de Moliere. Entonces, el Rey Sol los hizo instalar en un teatro estable en el Petit-Bourbon y la compañía pasó a ser una de las denominadas “reales”.
Bonito ¿cierto? Casi que debería sentenciarse: “y fueron felices y comieron perdices”, pero, ya lo dijimos: “no todo lo que reluce es amarillo”. Así que en la próxima entrada sabremos más del por qué de este epigrama semi trágico. Nos vemos la semana que viene.
[1] Era un sitio donde se practicaba el juego de la pelota: estos sitios fueron los primeros espacios teatrales fijos donde actuaron los cómicos franceses.
[2] Esta es una de las obras de Moliere que, por perderse, no nos ha llegado.
Gracias, lo paso INMEDIATAMENTE a los alumnos de Bachillerato de Artes. La semana que viene tenemos el examen (hay que examinar, qué triste) de Teatro isabelino y clásico francés… En unos días va el del teatro barroco español. Ufff
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Gracias, ya me irás contando. Un abrazo.
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Excelente artículo Norton!
Esperando el próximo de Moliere
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Muy bueno y muy interesante tu nuevo trabajo a seguir con más fuerza .
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Gracias, Rosana
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