EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 30: EL ESCONDIDO Y EL TAPADO: HISTORIAS DE AVENTURAS Y DONAIRES DE UN DESCONOCIDO CALDERÓN DE LA BARCA II.

Hola amigos del blog: nortonteatro.blog Yo soy Nortan Palacio, conocido artísticamente y en la Tierra de Jauja, como Norton P.

HEME AQUÍ INTERPRETANDO AL CRIADO LUCAS EN EL MÉDICO A PALOS DE MOLIERE/LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN.

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 30.

Viernes 10 de diciembre 2021.

«EL ESCONDIDO Y EL TAPADO»: HISTORIAS DE AVENTURAS Y DONAIRES DE UN DESCONOCIDO PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA II.

Cuenta Ignacio Arellano que con ocasión del centenario de la muerte de Calderón en 1981 (300 años) hubo de explicársele al hispanista (calderonista) Kurt Reichemberger, por qué la prensa española había exhibido una actitud hostil ante la celebración:

«Por el cultivo de cierta imagen de un Calderón severo e inquisitorial, viejo ceñudo, hombre de mal humor, atenido a los Dramas de Honor truculentos y a los adoctrinamientos más reaccionarios»

El mismo Arellano comenta que esta imagen se ha ido suavizando con los estudios de las ultimas décadas. Así lo empezamos a desvelar en la entrada anterior y así lo seguiremos “destapando y desescondiendo” en esta. La semana pasada comentábamos acerca de un Calderón rapero (válgasenos la ucronía), dado a la creación de versos cómicos en retos con otros autores, en Academias Burlescas y “performances” ante la familia real. Esta vez nos vamos a ocupar de la comicidad en sus obras.

Para empezar, diremos que no hay obra de Calderón ‒sean Comedias, Dramas de Honor, Dramas Filosóficos, Históricos, Religiosos, Trágicos o Autos Sacramentales‒ donde no aparezca un personaje (o varios) cómicos. Esto no era exclusivo de nuestro autor, sino que ya se había institucionalizado, como parte de la nueva manera de hacer comedias (recuérdese que a toda producción teatral de la época se le llamaba Comedia), creada por Lope de Vega y que habían utilizado todos los grandes autores del Siglo de Oro, y también en Inglaterra durante el periodo denominado Teatro Isabelino. 

Sin embargo, en el caso de Calderón ‒como dijimos‒ al redescubrirse como autor de Dramas y Autos Sacramentales, se buscó dar poca importancia a estos deslices cómicos, era como si no existieran. Algunas veces, en las versiones que se hacían para representaciones en Alemania, Rusia, Polonia y en la España del franquismo se llegaba a eliminar (o cambiar) los parlamentos más cómicos de estos personajes, cuando no se eliminaba al personaje completamente (los tapaban). 

Un caso también curioso se nos presenta en los estudios de Purificació Mascarell y de Fernando Rodríguez Gallego, sobre las comparativa entre las obras de Calderón que más se representaron en el siglo XVII y en el siglo XX en España. Según la investigación, en su época (siglo XVII) las siete obras más representadas fueron:

Efectos de odio y amor

También hay duelo en las damas

Agradecer y no amar

El secreto a voces

Dicha y desdicha del nombre

La dama duende

Antes que todo es mi dama.

Mientras que en cincuenta años (1939-1989) del siglo XX, las siete más representadas fueron:

La vida es sueño

El alcalde de Zalamea

El gran teatro del mundo

La dama duende

La cena del rey Baltasar

La hidalga del valle

El pleito matrimonial del cuerpo y el alma.  

Como podemos apreciar: en el siglo XVII las siete más representadas fueron Comedias Cómicas (de Enredo, de Capa y Espada, etc.), mientras que en siglo XX tenemos un Drama Filosófico, un Drama de Honor, cuatro Autos Sacramentales y solo una Comedia de Enredo[1]. Lo que da cuenta de la consideración que ambas épocas tenían del autor. 

Pero, ya lo anotamos, está cambiando el concepto por parte de los investigadores e incluso se empiezan a estudiar los personajes cómicos en exclusiva en cada tipo de obra. Ejemplos los encontramos en artículos tales como: El gracioso trágico calderoniano, de Juan Manuel EscuderoAlgunos hitos en la evolución de lo cómico en Calderón, de William Cruickshan; La comicidad escénica en el teatro breve calderoniano de Aurelio González; El papel de los graciosos en La fiera el rayo y la piedra de Calderón, de Lavinia barone; Calderón y la mente cómica de su tiempo, de Rober Folger, La comicidad en los Autos de Calderón, de Valentina Nider; entre otros. Todos para los 14 números (hasta ahora) de la revista monográfica Anuario Calderoniano[2].

Por parte del teatro breve calderoniano tenemos que decir que en su época nunca se recogió en exclusiva su producción, sino que se encontraba desperdigada en la edición de fiestas reales o de Autos Sacramentales (que siempre llevaban aparejados uno o dos entremeses) ya que ni los autores ni los editores se interesaban por ello. Pero también se está subsanando ese impase.

Primero que nada, debemos decir que hoy en día los investigadores  son conscientes de que por genero breve no debe entenderse género “menor” con el significado de menos valía sino que es un tipo de teatro que requería unas destrezas, a veces, más dificultosas que el de una obra larga puesto que la condensación exigía muchas veces más ingenio (Quevedo y Cervantes son casos de genios que no llegaron a tener éxito como dramaturgos de obras largas pero que, al ser magistrales en sus constructos literarios, sí que llegaron a cotas de genialidades en su piezas dramáticas breves). Por otra parte, Calderón escribió la mayoría de su teatro breve, cuando ya se había ordenado sacerdote (1651) es decir, cuando ya “escondía” su veta cómica, por eso no se molestó en editarla de buena manera. Pero es que, además, el primer recopilador de sus piezas breves en el siglo XIX, el escritor romántico: Juan Eugenio Hartzenbuch, corrigió algunas de ellas para que no aparecieran escatológicas (las “tapó”).

Solo a partir de las ediciones de Evangelina Rodríguez Cuadros en 1983 y de María Luisa Lobato de 1989 se ha podido discernir que en sus 24 piezas breves el genio de Calderón era indudable. Así lo expresa Evangelina Rodríguez: «Su etapa como escritor de piezas breves no se corresponde con una pasajera fase de arrogancia juvenil, sino, por el contrario, con la etapa de madurez (a partir de los años cuarenta del siglo XVII) y, sobre todo, con la de los años en que Calderón se centró en la producción cortesana y de autos sacramentales».     

La evidencia de que Calderón no quiso editar sus piezas breves, autocensurándose porque ya era religioso, la encontró María luisa lobato en un manuscrito de la Biblioteca Nacional que contiene varios de sus entremeses y otros de Agustín Moreto y que en la portada dice los: «Estos sainetes son de los mejores ingenios de España Don Pedro Calderón y Don Agustín Moreto, los cuales no se han impreso porque lo rehusaron los autores». 

Pero, aun así, escondido o tapado, los estudiosos lo han ido encontrando y destapando, y nosotros lo estaremos disfrutando y no podemos dejar de hacerlo cuando encontramos que en muchas de sus piezas incluso se auto citaba, y se auto parodiaba; valga como ejemplo el entremés: El triunfo de Juan Rana en el que al empezar la acción entra a escena el gracioso en un burro y cae de su montura, entonces recita:

                        Hipogrifo violento

                        mira que eres un mísero jumento,

                        y no toca a tu estilo el desbocarte

                        ¡jo, burro!, no te empeñes en matarme. 

Riéndose de sí mismo, y poniéndolo en consonancia con el comienzo de su obra maestra La vida es sueño; en la que al empezar cae Rosaura de su caballo desbocado y recita:

                        Hipogrifo violento

                        que corriste parejas con el viento,

                        ¿dónde, rayo sin llama

                        pájaro sin matiz, pez sin escama

                        y bruto sin instinto

                        natural al confuso laberinto

                        de esas desnudas peñas

                        te desbocas te arrastras y despeñas?  

Pues eso, que esperamos que “el escondido y el tapado” se nos siga destapando, para nuestro provecho y disfrute.

De momento; en la entrada siguiente vamos a recorrer esa vida de aventuras, (una de ellas es bien interesante y lleva por medio, no es de extrañar, al mismísimo Lope de Vega); esa vida que nuestro: “miembro de la Venerable Congregación de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid San Pedro Apóstol y Caballero de la Orden de Santiago” tuvo antes de ser todo esto y que también se nos había escondido y tapado.

Nos vemos la semana que viene.


[1] Hay que dar fe de que todas estas obras son obras maestras de Calderón, pero también entre sus comedias cómicas y su teatro breve dejó constancia de su genio y magisterio y, sin embargo, al redescubrirse la obra del autor, sus obras cómicas contaron con menos suerte. Por otra parte, hay que tener en consideración que en el siglo XVII los Autos Sacramentales solo se representaban durante las fiestas del Corpus, por lo que es imposible que alguno de ellos alcanzara el canon de los más representados en su tiempo.

[2] Todos los números de la revista monográfica Anuario Calderoniano se encuentran en edición abierta en el sitio web: unav.edu de la Universidad de Navarra.

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

2 comentarios sobre “EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 30: EL ESCONDIDO Y EL TAPADO: HISTORIAS DE AVENTURAS Y DONAIRES DE UN DESCONOCIDO CALDERÓN DE LA BARCA II.

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