Hola amigos del blog: nortonteatro.blog yo soy Nortan Palacio; conocido artísticamente, y en el mundo de los disparates burlescos, como: Norton P.

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 29.
Viernes 3 de diciembre 2021.
«EL ESCONDIDO Y EL TAPADO»: HISTORIAS DE AVENTURAS Y DONAIRES DE UN DESCONOCIDO PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
Nos hemos valido, para el título de esta anécdota, de la analogía con el de una de las comedias más cómicas ‒válgasenos la redundancia‒ de don Pedro Calderón de la Barca: El escondido y la tapada; porque en esta y las siguientes entregas vamos a dar cuenta de partes de la vida de este autor, tales como sus aventuras vitales y la infinidad de obras cómicas que escribió y que, desde el final de su vida y hasta hace relativamente poco, han estado de estas maneras: “escondidas o tapadas”.
Antes de nada, hay que decir que Calderón de la Barca ha sido considerado, por parte de críticos, biógrafos, estudiosos o curiosos de su vida y obra, como un escritor muy serio, hombre muy religioso y un discreto cortesano del Madrid de su Época[1]. Todavía hoy muchos así lo consideran. Un ejemplo claro lo encontramos si buceamos a cerca de su biografía en Internet. En el primer párrafo de la primera entrada, la omnisapiente Wikipedia nos dice lo siguiente:
«Pedro Calderón de la barca (Madrid, 17 de enero de 1600-Madrid 25 de mayo de 1681) fue un escritor español, sacerdote católico, miembro de la Venerable Congregación de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid San Pedro Apóstol y Caballero de la Orden de Santiago, conocido fundamentalmente por ser uno de los más insignes literatos barrocos del Siglo de Oro, en especial por su teatro»
No decimos en este blog que lo que la Wikipedia dice no sea verdad, pero hay otros aspectos de su vida que también se podrían resumir en este primer párrafo y de manera más atractiva[2] . Ya que, si un estudiante de tercero de la ESO, cuando se va a enfrentar por primera vez al conocimiento de los grandes escritores del Siglo de Oro Español ‒al pedirle que averigüe sobre la vida de Calderón¸ seguro que lo primero que buscará será en Internet‒ se encuentra con eso, pensará inmediatamente que aquel autor es un «tostón».
Y es que en la vida de Calderón ha habido muchas cosas “escondidas y tapadas”. En primer lugar, él mismo trató de esconder su veta teatral cómica cuando se ordenó sacerdote. Los moralistas le reclamaban que un clérigo no debía escribir espectáculos teatrales donde los lances amorosos o las trapacerías de las damas fueran los temas más importantes; entonces él dejó de escribir comedias de enredo o de capa y espada ‒incluso dramas de honor‒ que se representaban en los Corrales de Comedias; para dedicarse en exclusiva a la escritura de obras para las fiestas en el palacio real (por lo regular de corte mitológico) y a los autos sacramentales. Así respondía a uno de esos moralistas que lo importunaban:
«Yo, señor, juzgué siempre, dejándome llevar de humanas y divinas letras, que el hacer versos era una gala del alma o agilidad del entendimiento que no alzaba ni bajaba los sujetos, dejándome a cada uno en el predicamento que le hallaba… Y aunque es verdad que ocioso cortesano la traté con el cariño de habilidad hallada acaso, no dejé dedesdeñarla el día que tomé el no merecido estado en que hoy me veo, pues para volver a ella fue necesario que el señor don Luis de Haro me lo mandase de parte de Su Majestad… sin haber tomado la pluma para otra cosa que no fuese fiesta de Su Majestad o fiesta del Santísimo… merced [que] me ha retirado la objeción de no sé quién que juzga incompatibles el sacerdocio y la poesía… [si] es justo… no se me obste; y si es malo, no se mande»
Se disculpaba diciendo que, una vez que se ordenó sacerdote, solo se dedicó a los Autos para las fiestas del Santísimo Sacramento (Corpus Cristi) y a las comedias para palacio, porque el Rey se lo ordenaba expresamente.
En cuanto a lo “tapado”, hay que decir que casi toda la literatura del Siglo de Oro fue “tapada” en los siglos XVIII y XIX hasta que, a finales de este último, los románticos alemanes tuvieron que venir a redescubrir aquel legado que los españoles, por culpa de un afrancesamiento llegado con la mal llamada «Ilustración», habían relegado al olvido. Lo malo fue que lo que los románticos recuperaron ‒con mucha ilusión, todo hay que decirlo‒ de Calderón fueron sus Dramas de Honor y sus Dramas y Autos Filosóficos; olvidándose de sus comedias cómicas, comedias burlescas y teatro breve (entremeses, mojigangas y jácaras). Otro tanto sucedió en España al redescubrirlo; se dio mucha más importancia a lo que decían los alemanes y se añadieron a ese canon los Autos Sacramentales que, con ese catolicismo que siempre ha caracterizado a gran parte de la sociedad española, también los utilizaron como instrumentos religiosos y políticos. Respecto a esto último dice Fernando Rodríguez- Gallego:
«Calderón se convirtió en el dramaturgo que mejor representaba una manera de entender España; en el dramaturgo del honor, del catolicismo y de la monarquía, y fue elevado a la condición de icono cultural e identitario del conservadurismo español»

Afortunadamente, por parte de los estudiosos, esto tiene visos de estar acabando y hoy en día son muchos los investigadores que se interesan por el otro Calderón, el de los disparates, el de los graciosos en sus Tragedias y Autos sacramentales el del Teatro Breve[3] y el de su vida más allá de los aspectos religiosos o de su trabajo como dramaturgo. En el aspecto vital, rascando un poquito, incluso nos encontramos con una biografía salpicada de bastante anécdotas que parecerían sacadas de novelas de aventuras, como luego veremos.
Para empezar, todavía con su parte de dramaturgo, vamos a detenernos en una modalidad de disparates de la que al parecer eran asiduos muchos poetas de aquella época y en la que no nos imaginaríamos a ese señor con cara seria que aparece en los cuadros conservados de Calderón. A esta modalidad se le llamaba “disparates de repente” que se practicaba en lo que entonces se denominaba “academias burlescas” o en certámenes para divertir a los reyes. En un contexto actual; vendría a ser lo que los jóvenes raperos de hoy día denominan “riñas de gallos”; en las que los poetas (raperos) compiten por decirse las más ingeniosas pullas en versos, respondiéndose unos a otros; siguiendo el tema que al principio se propone. Pues bien, en varias de estas academias para decir disparates de repente (hoy diríamos riñas de gallos) nos encontramos a Calderón. Ignacio Arellano en un artículo titulado precisamente Los disparates de Calderón para el Anuario Calderoniano nº 3 (de 2010), nos dice:
«Al parecer fue Calderón inclinado a los ingeniosos disparates de repente propios de las fiestas y certámenes como los celebrados en 1637 en el Buen Retiro. (…) Entre la serie de burlas y chistes aplicados a un elenco de poetas aparece Calderón probándose la peluca de Francisco de Rojas, cuya calva era bien conocida»
Más adelante, continúa Arellano haciéndose eco de una gaceta de 1638 donde se lee la noticia de que Calderón participó en un certamen burlesco:
«hoy en el salón en presencia de su majestad academias de poetas, que de repente, incitados por un furor poético, han de hablar versos sobre las materias propuestas. Refieren que a dos de ellas son “¿Por qué a Judas lo pintan con la barba rubia?” y “¿por qué a las criadas de palacio llaman mondongas, no vendiendo mondongos?”. Espérase que Luis Vélez y don Pedro Calderón serán los que más se señalarán».
Y, finalmente, anota que en otra de esas «diversiones jocosas» ante Felipe IV; Luis Vélez de Guevara y Calderón, que debían ser dos de los más notables participantes ‒y que hacían los personajes del Padre Eterno y de Adán respectivamente‒ se picaron por unas peras que Calderón había robado a Vélez:
ADÁN (CALDERÓN): Padre Eterno de la Luz
¿por qué en mi mal perseveras?
PADRE ETERNO (VÉLEZ): Porque os comisteis las peras
y juro a Dios y a esta cruz
que os he de echar a galeras.
También llama la atención Arellano, acerca de la propensión al disparate por parte de Calderón en un romance en el que se autorretrata jocosamente:
Yo soy un hombre de tan
descomunal estatura
que entre los grandes es poca
y entre los chicos es mucha.
Mis manos son pies de puerco
con su vello y con sus uñas:
que, al comérmelas tras algo,
el algo hicieran grosura.
Autorretratarse burlescamente era una moda y tópico literario de los poetas barrocos, piénsese en los versos que se hicieron a sí mismos: Quevedo, Cervantes, Lope, Góngora, etc., Sin embargo, no lo hubiéramos esperado de nuestro serio Calderón. Para que luego digan que es: un sacerdote católico, miembro de la Venerable Congregación de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid San Pedro Apóstol y Caballero de la Orden de Santiago.
Nos queda mucho por “destapar y desesconder” de Calderón; pero será la próxima semana.
[1] A todo esto, también ha ayudado el que no anduviera envuelto en luchas literarias con otros autores ni en lances amorosos con diferentes mujeres, como si era el caso de Quevedo y Lope de Vega respectivamente.
[2]Para ser sinceros: en los párrafos subsiguientes de su biografía, en la Wikipedia, se relatan muchas de las cosas de las que daremos cuenta en estas anécdotas.
[3] Existe incluso una revista académica dedicada en exclusiva a recoger las más importantes investigaciones respecto a este y otros muchos más aspectos sobre Calderón, su obra y su vida. Nacida en el 2008, publicada por el Grupo de Investigación Siglo de Oro GRISO que, según ellos mismos dicen: «recoge anualmente las aportaciones que contribuyen a una mejor comprensión de las múltiples caras del dramaturgo»: el Anuario Calderoniano.