Hola amigos del blog nortonteatro.blog yo soy Nortan Palacio conocido artísticamente y en el mundo de los jaques, como Norton P.

AQUÍ LO ESTOY INTERPRETANDO EN EL ENTREMÉS DE MIGUEL DE CERVANTES: EL RUFIÁN VIUDO LLAMADO TRAMPAGOS,. CERVANTES LO INTRODUJO EN ESTE, SU ENTREMÉS,EN UN CLARO HOMENAJE AL SATÍRICO QUEVEDO.
EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ENTRADA 24.
Viernes 5 de noviembre. 2021
JUAN RUIZ DE ALARCÓN, UN MEXICANO EN LA CORTE DEL REY LOPE DE VEGA Y III
Lo prometido es deuda y, después de dos intentonas, aquí sí que va el más importante hecho de los que venimos desgranando en las tres últimas entradas de nuestro blog.
EL ANTICRISTO; UN ESTRENO DIABÓLICO.
Lo primero que hay que decir antes de ir al día del estreno de esta obra de Juan Ruiz de Alarcón, es que Lope de Vega había escrito otra obra con el mismo título; y al parecer la trama de la de Ruiz de Alarcón debía mucho a la de Lope (algunos autores que han estudiado las dos obras piensan que el gracioso de la segunda, “Balán”, es casi una copia del gracioso “Baulín” de la de Lope). Además de esto, la de Ruiz de Alarcón se iba a valer de las nuevas tecnologías de la época: la maquinaria escénica (la tramoya italiana se había empezado a utilizar en España en 1622). Cosa de la que no se había podido valer Lope puesto que escribió su obra antes de 1618. En las acotaciones de la obra de Ruíz de Alarcón hay personajes que se descuelgan, que vuelan en nubes, bajan por tramoya, mueren y caen al vacío por las trampillas, etc. Es decir: que El Anticristo Juan Ruiz de Alarcón iba a superar a El Anticristo de Lope de Vega y esto debía ser algo insoportable para el Rey.
Así llegamos al 13 de diciembre de 1623. La fecha exacta la sabemos porque don Luis de Góngora[1] escribió una carta a su amigo Hortensio Félix Paravicino[2], fechada el 19 de diciembre donde dice que “El Anticristo se estrenó el miércoles pasado”. Así, usando un calendario de 1623, se pudo determinar el día de tal estreno. Pero, además, Góngora dice bastantes más cosas que sucedieron en el dicho estreno y que gracias a esa carta (bendita casualidad encontrarla) no se han perdido de la memoria del Siglo de Oro español.
Al ser Juan Ruiz de Alarcón un autor ya reconocido en Madrid y al ser un estreno que despertaba gran curiosidad y, más que nada, malicia por la cuestión de la pugna entre los autores de las dos comedias con el mismo título; imaginamos que en aquel Corral de Comedias no cabría ni una aguja: estaría a reventar.


Todo pintaba mal desde que comenzó la representación: en principio, el actor que representaba el personaje del Anticristo y director de la compañía, Diego de Vallejo entró en pánico y se negó a que lo hicieran volar, como dijimos que requería su personaje. Entonces, se retiró de la escena teniendo que aguantar la rechifla y el lanzamiento de objetos desde todos los puntos de Corral. Para intentar salvar la situación, Luisa de Robles, su mujer y actriz principal de la comedia, se revistió los ropajes del Anticristo y voló en el lugar del su marido. El tiempo perdido ‒imaginamos que mucho más de media hora, entre que el uno decide irse de escena, se le abuchea y apedrea; después se intenta calmar al respetable; se decide que Luisa de Robles sea la que vuele; se le explican al público los cambios que esto traerá en la representación; se tiene que esperar a que vaya a los camerinos, cambie su ropa y salga como el nuevo personaje; y finalmente, antes de retomar la continuidad de la obra, el merecido aplauso por su decisión‒, sería recompensado por el hecho de ver a un personaje volar por encima del patio (cosa novedosa en el momento). Y si encima ese personaje estaba encarnado por una mujer vestida de hombre: es decir que se le verían sus formas desde abajo hacia arriba; la recompensa lo superaba todo.
En esas estaban casi todos los que llenaban aquel Corral, como dijimos, a reventar; menos unos cuantos que, aprovechando la atención hacia las alturas para ver los vuelos y las piernas de Luisa de Robles, reventaron otra cosa: reventaron el estreno haciendo estallar una redoma que previamente habían enterrado en el patio: el aceite de esta redoma desprendía un olor tan pestilente ‒infernal diría Góngora‒ que la gente quiso salir de prisa y se creó un tapón en la puerta (pensemos que en aquella época no existía el término, físico ni lingüístico: «salida de emergencia»). Entre estas prisas y trancones, algunos de los que no podían salir se desmayaban y eran pisoteados por la turbamulta. Nada podía salir peor.
Conociendo los antecedentes, de los que hablábamos antes: lo más natural, y lo que todo el mundo pensó, fue suponer que Lope de Vega había sido el autor del «reventón». Pero claro, Lope no estaba en el Corral la tarde del estreno, aun así, eso no fue óbice para generar duda ninguna acerca de su culpabilidad; todos sabían que tenía una cohorte (y corte) de amigos dispuestos a defenderlo y atacar a sus adversarios. Inmediatamente se pensó: “esto fue obra del cerebro de Lope, llevada a cabo por las manos de sus amigos”.
El alcalde de corte, al que correspondía estar esa tarde en el Corral: don Miguel de Cárdenas mandó recado al vicario para que se prendiera a Lope de Vega y a Antonio Mira de Amescua (otro autor de la corte Lopesca y al que, lo dijimos la semana pasada, habiendo participado en el poema laudatorio al Príncipe de Gales, Ruiz de Alarcón no le había pagado: sospechoso habitual donde los hubiera). Así se hizo, y los llevaron a un calabozo donde los tuvieron encarcelados por cuatro días.
Finalmente, el domingo 17 de diciembre los soltaron porque prendieron a otro individuo llamado Juan Pablo Rizo, también enemigo de Ruiz de Alarcón por la misma razón que Mira de Amescua: le debía los dineros del panegírico al Príncipe inglés (no ganaba nuestro mexicano para enemigos) y al que le encontraron en su poder materiales que habría utilizado para la fabricación de la pestilente redomita[3]. Sin embargo, todos los personajes de la época y los estudiosos de las épocas siguientes siguieron pensando que aquello había sido obra de Lope de Vega llevado a cabo con las manos de Rizo.
Últimamente, han salido a la luz documentos que demuestran que el tal Juan Pablo Martín Rizo, en colaboración con otros dos enemigos acérrimos de Lope: Pedro Torres Ramila y Cristóbal Suárez de Figueroa (tampoco iba mal de enemigos nuestro fénix), había escrito un libelo (hoy perdido) contra las obras de Lope de Vega titulado La Spongia. Así que se está apartando la idea de que Rizo actuase por mandato de Lope de vega y está tomando fuerza otra, que sospecha que Rizo preparó bien la treta para hacer recaer las sospechas sobre Lope. El investigador de este estreno, Bersilav Primorac nos lo cuenta así:
«Como vemos, las pruebas parecen apoyar la tesis de que Martín Rizo, escoge precisamente una obra de Alarcón, homónima a la de Lope, para llevar a cabo su fechoría, sabiendo que las sospechas irían directamente hacia Lope»
Sin embargo, hemos de reconocer que casi todos los que participaron, directa o indirectamente, en el tal hecho salieron ganando: Juan Ruiz de Alarcón ganó mayor popularidad con este rocambolesco estreno; Lope de Vega (quizá sin ser el autor) ganó porque disfrutaría del fracaso del estreno de aquella obra que pretendía mejorar la suya; los actores Luisa de Robles y Diego de Vallejo ganaron porque son de los actores que más han sido tratados en todas las historias del teatro español hasta nuestros días y además son los protagonistas de dos poemas de los más grandes poetas de aquel tiempo. Un soneto de Góngora titulado: Contra Vallejo, autor de comedias, porque representando en una el Anticristo y habiendo de volar por una maroma no se atrevió, y voló por él Luisa de Robles. Y una sátira de Quevedo: A Vallejo, cuando no quiso en una comedia bajar en la nube, y bajó su mujer Luisa de Robles; Góngora y Quevedo ganaron por la fama que han adquirido estos dos poemas, y nosotros ganamos porque disfrutamos de todas estas historias: en fin…
¿Se puede pedir más?
Nos vemos la próxima semana.
[1] Ya dije que en este estreno tenían cabida muchos de los más importantes personajes de nuestro Siglo de Oro.
[2] Paravicino también tendrá cabida en nuestro anecdotario (aquí no se salva nadie), sobre todo, cuando, en una de nuestras entradas, lo relacionemos con Pedro Calderón de la Barca. Su enemistad era proverbial.
[3]Todos estos datos se extraen de la mencionada carta de Góngora a Paravicino en el pasaje más conocido: «La comedia, digo El Antechristo de don Juan de Alarcón, se estrenó el miércoles pasado. Echáronsela a perder aquel día, con cierta redomilla que enterraron en medio del patio, de olor tan infernal que desmayó a muchos de los que no pudieron salir tan aprisa. Don Miguel de Cárdenas hizo diligencias, y a voces invió un recado al vicario para que se prendiese a Lope de Vega y a Mira de Mescua, que soltaron el domingo pasado porque prendieron a Juan Pablo Rizo, en cuyo poder se encontraron materiales de la confección»
Qué genial y cómo te superas. Cómo desde la explicación de una «anécdota» realizas un memorable relato en que la capacidad de entretener, unida a la de explicar, hacen del texto una memorable narración literaria: fácilmente imaginas los momentos que se explican en el texto. Gracias. Nortan
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Gracias, señor. Viniendo de ti, esas palabras me llenan de orgullo y satisfacción. Un abrazo.
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Que tiempos aquellos y como lo describes como estuviera vivido aquel momento de verdad muy interesante muchas gracias un saludo 👋
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