Qué tal amigos del blog nortonteatro.blog. Yo soy Nortan Palacio, conocido artísticamente, y en los bajos fondos, como: Norton p.

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES
Viernes 9 de julio 2021
ANÉCDOTA 13ª: ENTRE FESTIVALES DE TEATRO CLÁSICO ANDA EL JUEGO
Es verano, tiempo en el que proliferan los festivales de teatro en España (y en el mundo) pero, de entre todos, los más importantes son: el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Primero he de aclarar que, aunque llevan el mismo título (salvo en el nombre de la ciudad en que se realizan), el componente temporal tiene mucho que ver en su diferenciación. El de Mérida refiere al Teatro Clásico Grecolatino y el de Almagro, al Teatro Clásico producido en el Renacimiento y el Barroco occidental (sobre todo en el llamado Siglo de Oro español).


Lo de denominar clásicos a trabajos producidos en tiempos tan alejados y con estructuras dramáticas tan diferentes se debe a la etimología y la suerte que ha corrido el término durante la historia del mundo occidental. Según la primera entrada del Diccionario de María Moliner:
Clásico: se aplica a la lengua, al estilo, las obras, los artistas, etc., pertenecientes a la época de mayor esplendor de una evolución artística o literaria. Igualmente, las que se adaptan a las maneras consideradas como fórmula de perfección.
Si escarbamos en su etimología encontramos que classicus tiene dos componentes léxicos: classis (grupo de cosas similares) y el sufijo –ico (relativo o perteneciente a). En cuanto a la historia, hallamos que el término comenzó con un componente excluyente por condiciones sociales. Según cuenta Robin Lane Fox en The Classical World: classicus, se usaba en Roma para denominar a los reclutas de primera clase. Era la infantería pesada que estaba fuertemente acorazada (solo podían acceder los hijos de nobles y patricios a este cuerpo de élite).
Más adelante pasaría a usarse como la señal dada con las trompetas de guerra en el ejército y bastante tiempo después fue cuando empezó a usarse para denominar periodos de la historia; derivando de una acepción latina del término usada para la literatura. Los romanos llamaban Classici a los escritores de primer orden (griegos y romanos) que ninguna persona culta podía dejar de estudiar en su formación porque constituían un modelo digno de imitación en cualquier época. Después, en el Renacimiento, se afianzó la costumbre de llamar clásico al momento de esplendor de cualquier cultura, de su arte, de su ciencia, su literatura e incluso de apogeo político. Se reforzó la idea de que clásico es aquello que es lo suficientemente digno y válido como para ser indispensable en la base de la formación del ser humano. Porque supone un modelo atemporal válido para todas las épocas.
De ahí que a los periodos de mayor esplendor teatral en el mundo occidental se les denomine clásicos.
periodo grecolatino:
-Grecia entre los siglos V y IV a. C., con los autores que conocemos: Esquilo, Sófocles y Eurípides para la tragedia y Aristófanes para la comedia
-Roma Siglo I a.C. y siglo I de nuestra era, con el tragediógrafo Seneca y los comediógrafos Plauto y Terencio.
y el periodo comprendido entre Renacimiento y Barroco (siglos XVI y XVII)
-Europa: Shakespeare, Ben Johnson, Cristopher Marlowe, Moliere, Racine, Corneille.
-España: Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Ruiz de Alarcón, Rojas Zorrilla, Jerónimo de Cáncer y un largo etc. (en el Barroco, España dio al mundo el mayor caudal teatral que se haya podido conjuntar en una misma época y difícilmente se podrá superar)
He aquí el motivo de la denominación de nuestros dos festivales.
Otra particularidad que hace los más importantes a estos dos eventos (y se puede decir que los hermana) es que ambos se han ido vertebrando alrededor de un espacio teatral -cada uno correspondiente a su época-: el Teatro Romano de Mérida y el Corral de Comedias de Almagro. Digo que los hermana porque estos espacios tienen una historia que se puede considerar similar.
El primero fue inaugurado entre los años 15 y 16 a.C. siendo el promotor de su construcción el Cónsul (patronus coloniae) Marco Vipsanio Agripa. El hecho de que se levantara un espacio de estas magnitudes deja entrever que Mérida (Emerita Augusta) era una provincia importante para los romanos, puesto que ellos hacían construir estos teatros como instrumento para la romanización de todos los puntos del Imperio; a mayor importancia de la colonia daban mayor magnitud al edificio.
Las imágenes tomadas por mí, hace unos ocho años, lo muestran tal como está hoy en día. Por supuesto, para acoger las representaciones los días del festival se le realiza una intervención técnica considerable.



El Teatro de Mérida tambien contaba con anfiteatro por lo que se usaría para combates de gladiadores y con un gran lago para simular batallas navales. Dejó de usarse en el siglo IV d.C., debido a la implantación del cristianismo como religión oficial del Imperio ya que ésta consideraba inmorales las representaciones teatrales por paganas y politeístas. El tiempo hizo mella en él -y en tantos teatros romanos y griegos-. Durante la Edad Media el hombre occidental llegó a olvidar que una vez había habido un hecho artístico llamado Teatro. El edificio fue cubierto por tierra y maleza a excepción de las ruinas de lo que había sido la summa cavea y lo que dejaba ver parecían siete grandes sillones de piedra; los emeritenses los llamaban las siete sillas y tanto se olvidó su origen que atribuían estos restos a una leyenda que decía que eran las sillas donde siete reyes moros se sentaban a deliberar sobre el destino de la ciudad.

No fue hasta finales del siglo XIX que empezó a circular la historia, por ciertos manuscritos hallados, de que esos restos pudieran ser de un Teatro Romano. En 1910 se iniciaron las excavaciones que hicieron reaparecer la estructura del complejo teatral y en 1933 se empezó a celebrar el Festival; desde entonces volvió a su uso original.
El caso del Corral de Comedias de Almagro, en otro tiempo, es bastante similar; se construyó a principios del siglo XVII por el presbítero Leonardo de Oviedo y se inauguró en 1628 (para saber más de este espacio ver la anécdota quinta). A finales del siglo XVIII Felipe V decretó el cierre total de los Corrales de Comedias; la mayoría de ellos fueron rediseñados y convertidos en teatros a la italiana otros se derribaron y unos pocos se reconvirtieron en posadas y mesones. Tal fue el caso del Corral de Comedias de Almagro al que se le tabicaron los corredores laterales y el escenario para convertirlos respectivamente en habitaciones y en la casa del dueño del llamado Mesón del Toro. Al igual que los emeritenses, los almagreños olvidaron que allí había habido un Corral de Comedias (he tenido que reeditar esta entrada pues una mi amiga: Montse Rayo, escritora y defensora de la historia de Almagro me hace saber que en realidad los almagreños no olvidaron completamente que allí hubo un Corral de Comedias, muchos lo intuían y de hecho al mesón lo llamaron siempre: Casa o Posada de las comedias. Mis agradecimientos a Montserrat por hacerme esta anotación) hasta que, hacia los años cincuenta del siglo XX, haciendo unas obras de remodelación tiraron un tabique y encontraron una baraja pintada a mano con procedencia del siglo XVII. Se pararon las obras y el hallazgo se puso en conocimiento de las autoridades y de la Academia de la Historia. Por algunas carambolas del destino el gobernador civil de Ciudad Real tenía indicios de que allí había un corral tabicado y decidió que se hiciese un trabajo arqueológico que dio como resultado el hallazgo de la estructura original del único Corral de Comedias que se conserva completo en todo el mundo. En 1954 se reinauguró como espacio teatral, dando origen al que sería el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Como el festival solo tiene un mes de duración, años después, el espacio acogería como residente a la Compañía Corrales de Comedias Teatro que, con campañas para estudiantes y funciones abiertas a todo tipo de público desde hace más de 25 años, le confiere uso teatral durante casi todo el año.


Este año, los Festivales de Teatro Clásico de Mérida y Almagro se hermanan aún más pues por primera vez comparten una misma producción, una misma obra teatral; hablamos de Antonio y Cleopatra de William Shakespeare representada por la Compañía Nacional de Teatro Clásico que, aunque como todos sabemos, fue escrita en el periodo Barroco trata un tema acaecido en el periodo Grecolatino.


Antonio y Cleopatra
De_William Shakespeare/ Versión_Vicente Molina-Foix/Dirección_José Carlos Plaza
Con esto se hace más notorio ese significado que dábamos a la palabra clásico: modelo atemporal válido para todas las épocas. Cosa que también percibimos en las palabras que en el programa de mano de la función escribe su director José Carlos Plaza:
Pocos textos tan modernos, tan actuales como este porque nos muestra un retrato de una sociedad que a pesar de sus cambios aparentes continúa actuando impulsada por los mismos motores: el erotismo, el amor, la pasión, la fascinación, la ambición, la envidia, la nobleza, la lealtad, etc., como motores eternos que Shakespeare nos regala envueltos en este viaje apasionante.
Qué os puedo decir que no sepáis. Nos vemos la próxima semana.
Norton gracias por este despliegue de información
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Me alegro de que te guste María, me hace feliz hacerte feliz.
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