EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 12ª: DE SEGUIDORES, HINCHAS Y ULTRAS DEL TEATRO DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL

Que tal amigos del blog nortonteatro.blog. Yo soy Nortan Palacio, conocido artísticamente, y en los bajos fondos, como Norton P.

HEME AQUÍ INTERPRETANDO A FABRICIO EN LA POSADERA DE CARLO GOLDONI

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES.

Viernes 2 de julio, 2021.

ANÉCDOTA 12ª: DE SEGUIDORES, HINCHAS Y ULTRAS DEL TEATRO DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL.

Como viene siendo habitual últimamente, la actualidad me marca el tema de la anécdota de la semana; y aprovechando que el mundo está inmerso en campeonatos de fútbol: Copa de Europa, Copa América, Clasificatorios de la Copa de África 2022… y viendo el trasunto de seguidores, hinchas y ultras que se desplazan, se emborrachan y se pelean por sus equipos, no quise dejar pasar la oportunidad y hablar de los seguidores, hinchas y ultras que poblaban los Corrales de Comedias para cumplir con la cofradía de la que eran hermanos, ver a su compañía favorita o escuchar los versos de su actor predilecto.

Sí, porque en los comienzos del teatro comercial (siglo XVI) en España, al no existir el fútbol, había rivalidades entre facciones que usaban distintivos especiales -piénsese en las bufandas futboleras- para ir a aplaudir o a reventar (silbar, patalear, gritar o arrojar cosas al campo… perdón; al escenario) los espectáculos según el gusto de cada cual. Así lo relataré en esta anécdota, siguiendo hechos del Madrid de los siglos XVI, XVII y hasta XVIII.

En realidad, el fenómeno que luego se denominaría claque (cla, clac) empezó en el teatro romano en tiempos del emperador Nerón; quién ordenó que cinco mil jóvenes fueran a ver las obras en las que él actuaba y lo vitorearan cada vez que saliera a escena (Nerón, además de Emperador, escribía obras en las que interpretaba el papel principal y también danzaba y cantaba). Aunque Nerón no llegaría a tener facciones contrarias; hecho que, por demás, debería acarrear gran peligrosidad en tiempos del megalómano Emperador.

Después vino el olvido del hecho teatral grecolatino en la Europa de la Edad Media, para volver y profesionalizarse; primero en Italia y luego en España en los albores del Siglo de Oro Español. Entonces sí que empezó el fenómeno de seguidores en pugna. Varios acontecimientos vinieron a fundamentar tal hecho.

Lo primero fue que, en 1565, Felipe II y el Consejo de Castilla otorgaron permiso para la creación de la Cofradía de la Sagrada Pasión y se le concedió el privilegio de organizar las representaciones teatrales en los Corrales de Comedias. Esta Cofradía se convirtió en el primer (y único) empresario teatral de la época hasta 1567, año en que se creó la Cofradía de la Soledad y también se le concedió el lucrativo privilegio. La Sagrada Pasión construyó el Corral del Príncipe cuando se hizo con dos patios colindantes en la calle así llamada. La Cofradía de la Soledad hizo lo propio construyendo el Corral de la Cruz en patios vecinos de la vía de este nombre. Los hermanos que militaban en cada una de estas Cofradías fueron los primeros seguidores, hinchas y ultras de cada Corral, puesto que si se expandía por Madrid la noticia de que una obra era muy aplaudida, recaudaba más dinero. De ahí que surgiera la primigenia rivalidad entre los seguidores del Corral de la Cruz y del Corral del Príncipe; rivalidad que muchas veces degeneraría en peleas, tanto dentro de los corrales como en calles aledañas -¿Alguien dijo: hooligans?-

A esto le siguió el hecho de que surgieran seguidores de cada compañía (de las doce de título que podían actuar en Madrid). Estos seguidores eran fans de los primeros actores- y más de las primeras actrices- o de los que interpretaban a los criados, los personajes cómicos por excelencia. Esto generaba mayor cantidad de entradas en los corrales donde actuaba la compañía con más seguidores. Entonces, si una compañía actuaba con más asiduidad en un Corral adquiría patente de corso como exclusiva de la Cofradía propietaria y de sus hinchas; pero si el otro Corral le pagaba más por sus representaciones y decidía mudarse, se ganaba el odio de los de la cofradía anterior que se encargaban de que sus representaciones fueran boicoteadas -¿Alguien recuerda los casos de Figo o de Sergio Ramos cuando ficharon por el Real Madrid y se ganaron la animadversión de los hinchas de sus anteriores equipo: Barcelona y Sevilla, respectivamente?-

La polarización también se trasladó al gusto por escuchar los versos de los escritores de las comedias. En la primera época de Lope de Vega, que era el preferido por todos, había menos problemas,Lope escribía para todas las Compañías, Cofradías o Corrales que se lo pidieran (ya lo dijo él mismo; escribía a razón de una obra por día) y siempre tenía el favor de los hinchas, pero cuando empezó a escribir menos y, sobre todo, después de su muerte, se puso de moda el gusto de los nuevos dramaturgos por ver sus nombres en los carteles que anunciaban los estrenos. Las cosas cambiaron; los habitantes de Madrid iban a los sitios donde se exponían los carteles y si gustaban del autor iban a ver la obra o viceversa. El autor tenía que hacerse de fans para hacerse respetable -¿alguien dijo followers?- A esto hay que añadirle que algunos autores como Tirso de Molina o Juan Ruiz de Alarcón cuando estrenaban una obra exitosa se paraban a la puerta del Corral, al finalizar, para recibir aplausos y parabienes de sus seguidores o pitos e insultos de sus detractores -¿alguien vio a alguien parado en las puertas de los hoteles de concentración de las selecciones?-

Estos comportamientos se propagaron en el tiempo, llegando hasta el siglo XVIII, en ese entonces las manadas de seguidores se apropiaron de denominaciones y distintivos. Los del Corral del Principe debían llevar una cinta dorada en el sombrero y se hacían llamar “Chorizos” (su nombre se lo apropiaron en 1742, cuando un actor llamado Francisco Rupert “Francho” debía comerse unos chorizos en escena y como el encargado de ponerlos en el escenario lo olvidó; cuando llegó el momento y no los encontró empezó a decir improperios y disparates contra el olvidadizo, tanto, que el público no paraba de reír. Cómo la improvisación causó mucha gracia se incluyó en la obra para todos los días que estuvo en cartelera). En el caso de los del Corral de la Cruz llevaban una cinta celeste en el sombrero y se hacían llamar “Polacos”, en alusión al nombre de un fraile trinitario al que llamaban Padre Polaco y que era el jefe del bando de los de este Corral; los mosqueteros esperaban sus reacciones antes de lanzarse a aplaudir, silbar o patalear. -¿Alguien dijo “merengues” y “colchoneros” lanzados en masa hacia sus respectivos estadios con sus bufandas blancas o rojiblancas?-. La rivalidad entre estas dos facciones se hizo tan famosa que dio pie a que en 1876 se estrenara una zarzuela con el título: “Chorizos y Polacos” con texto de Luis Mariano de Larra y música de Francisco Barbieri.

Como puede apreciarse, estos grupos eran el preámbulo de lo que después se convertiría en las hinchadas de los equipos de fútbol. Todo está inventado y, en este caso, nace de un hecho artístico lo que luego se convertiría en un hecho deportivo que cree despertar pasiones primitivas; me río de los primitivos. Ahí queda eso.

P.D: Esta semana se han inaugurado los dos festivales de Teatro Clásico más importantes de España: el de Merida (de contenido grecolatino) y el de Almagro (principalmente Barroco); con lo que la semana que viene: Entre festivales andará el juego.

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

4 comentarios sobre “EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 12ª: DE SEGUIDORES, HINCHAS Y ULTRAS DEL TEATRO DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL

  1. LA RIVALIDAD ENTRE GRUPOS PARECE SER ALGO INHERENTE AL SER HUMANO, «REPUBLICANOS VS DEMOCRATAS», «COLCHONEROS VS MERENGUES», «ARGENTINOS VS CHILENOS». ES COMO SI DE LA RIVALIDAD DEPENDIERA LA IDENTIDAD QUE EN EL FONDO TODOS NECESITAMOS

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