EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES ANÉCDOTA SÉPTIMA: FELIPE IV REY PLANETA… Y TEATRERO

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES.

ANÉCDOTA SÉPTIMA

Viernes 28 de mayo 2021

Hola amigos del blog nortonteatro. Yo soy Nortan Palacio (Norton p.)

HEME AQUÍ REPRESENTADO AL GRACIOSO CABELLERA EN LA OBRA ENTRE BOBOS ANDA EL JUEGO DE FRANCISCO DE ROJAS ZORRILLA

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES

ANÉCDOTA SÉPTIMA

FELIPE IV: REY PLANETA Y… TEATRERO.

El auge del teatro en el Siglo de Oro Español vino precedido de varios factores que lo condujeron a su esplendor: primero, el hecho de que fuera uno de los países donde más prontamente se realizó una representación cobrando una entrada, allá por 1579­, dando principio a la profesionalización del teatro en sentido moderno. Después, sobre 1587, vendría la adecuación de los espacios hasta convertirse en Corrales de Comedias (ver anécdota quinta). No menos importante en este itinerario fue la aparición de una generación de dramaturgos, con Lope de Vega como abanderado, que supieron entender lo que el nuevo público iba demandando y así escribían desde comedias de enredos, burlescas, de capa y espada, de santos, de apariencias, dramas de honor, autos sacramentales, entremeses y todo tipo de teatro breve para acompañar a las piezas largas y, finalmente, el teatro con abundante aparato escenográfico y musical que fue el origen de las zarzuelas y hasta de las primitivas operas barrocas -si no que se lo pregunten a Wagner cuando rememoraba a Calderón en sus memorias.

Pero quizá uno de las mayores causas de este apogeo sobrevino de la relación amor-odio que el teatro mantuvo con la realeza española. Cuando irrumpe la fiebre por los Corrales de Comedias reinaba Felipe II, que no era precisamente el mayor admirador del nuevo arte, pero lo toleraba, quizá amparándose en el servicio social que prestaba -las cofradías de actores sufragaban gastos de hospitales públicos (ver anécdota sexta)-. Aun así, acuciados los reyes por los religiosos, las representaciones teatrales eran los primeros actos públicos que se prohibían por razones como muertes de miembros de la familia real o crisis generadas por guerras, hambrunas, pestes, etc. En aquellos años se prohibieron en 1597 a la muerte de Micaela, la hija de Felipe II, y después, en 1598 por la muerte del propio Rey. La llegada a la corte del duque de Lerma como favorito de Felipe III hizo que este Rey llegara a sentir admiración por las comedias y por alguna comedianta.

Aunque el auge del gusto real por el teatro llegó con Felipe IV y también con sus dos esposas: ambas gustosas de las comedias, aunque de maneras diferenciadas, como luego veremos. Felipe IV era un amante del teatro en todas sus facetas. Se sabe que de niño participó en algunas representaciones palaciegas, especializándose en interpretar el papel de Cupido. Y se sospecha, con muchas certezas, que varias comedias que circulaban por Madrid firmadas con el pseudónimo: “Un Ingenio de esta Corte” fueron escritas por él en su juventud. Ya de Rey adquirió el gusto por asistir de incognito a las representaciones en los Corrales; tenía un aposento en el Corral de la Cruz al que accedía, sin ser visto, desde la Plaza del Ángel. Más adelante, compró un patio contiguo a este Corral, accedía en el coche hasta el patio y de allí se dirigía directamente a su aposento. Casualmente, este recorrido le obligaba a pasar por donde las actrices cambiaban sus vestuarios. También era conocido el gusto del Rey Planeta por las comediantas, ya dimos constancia de sus amoríos con la actriz llamada La Calderona (anécdota segunda). 

Un hecho vino a acentuar, más si cabe, el gusto del Rey por el teatro; su primera esposa, Isabel de Borbón, también sentía pasión por el arte de Talía. En la imagen anterior vemos a Felipe IV e Isabel de Borbón. Los dos empezaron a asistir a los Corrales juntos, pero, un tiempo después, la reina manifestó un estado de melancolía severa causada por el conocimiento de los amoríos del Rey con la Calderona y otras amantes y por no ser capaz de engendrar un heredero varón (los muchos partos que tenía solían ser de niñas que apenas sobrevivían). Para mitigar esta dolencia, se decidió que una de las compañías que estuviese actuando en Madrid se trasladase a Palacio a actuar delante de la reina los jueves, domingos y festivos. Hicieron construir, en uno de los patios del Alcázar Real, una estructura similar a la de los corrales: con “aposentos” para la familia real, “cazuela” para las damas y “corredores” para los nobles. Así lo describe 1607 el cronista Alonso de Cabrera:

Hase hecho en el segundo patio de las casas del Tesoro un teatro donde vean sus majestades las comedias como se representan al pueblo en los corrales que están diputados para ello, porque puedan gozar mejor de ellas que cuando se las presentan en su sala, y así han hecho alrededor galerías y ventanas donde está la gente de Palacio y sus Majestades irán allí de su cámara por el pasadizo que está hecho, y las verán por unas celosías. 

También gustaba la reina de actuar, en alguna ocasión, como queda demostrado en las crónicas que describen la primera gran fiesta teatral, celebrada en Aranjuez el 15 de mayo de 1622, para celebrar el 17 cumpleaños del Rey; se representó La Gloria de Niquea, escrita por el Conde de Villamediana.

LA IMAGEN MUESTRA EL DRAMATIS PERSONAE DE DICHA OBRA, TOMADA DE LA EDICIÓN FACSIMILAR EDITADA POR FELIPE PEDRAZA EN 1992. EN ELLA SE PUEDE LEER QUE LA REINA ISABEL INTERPRETABA A LA DIOSA DE LA HERMOSURA.

En 1629 por otro embarazo de Isabel de Borbón, se esperaba que fuera el ansiado varón, el médico le recomendó buscar mejores aires para que su parto llegase a buen fin. Por lo que los reyes y su séquito se trasladaron a Aranjuez por casi nueve meses; aunque ni con esto dejaron de disfrutar de los placeres teatrales. En el séquito se llevaron a varios dramaturgos entre los que destacaba un joven Pedro Calderón de la Barca. En esta estancia, Calderón escribió una de sus primeras obras maestras: Casa con dos puertas mala es de guardar. Se puede fechar porque en ella, uno de los personajes -Laura- describe a la reina embarazada. Una vez nacido el heredero y de vuelta a la corte, la Reina empezó a mostrar mejores humores.

Hacia 1630 empezó la construcción del Palacio del Buen Retiro -espléndido complejo palaciego en lo que hoy es el Parque del Retiro de Madrid- y con ello cambió el gusto de los Reyes por representaciones en las que hubiese mayores posibilidades escenográficas (había venido de Italia el arquitecto teatral y diseñador de jardines Cosme Lotti) y de iluminación, cosas poco posibles en los Corrales. Lotti empezó construyendo un teatro portátil que montaba en cualquiera de los patios del Buen Retiro, o alrededor del estanque; se sabe que los Reyes y cortesanos divisaban las representaciones en barcazas mientras les era servida la cena. Una vez que se terminaron el Salón del Reino y el Salón de Bailes, en 1635, se utilizaron también como espacios para representaciones. Hasta que en 1638 empezó a construirse un teatro permanente: el Coliseo del Buen Retiro, que se inauguró el 4 de febrero de 1640, con la obra Los dos bandos de Verona, una recreación del mito de Romeo y Julieta escrita para tal ocasión por Francisco de Rojas Zorrilla. Y aunque la obra inaugural no requería de mucha tramoya o maquinaria escénica, el Coliseo sí que había sido diseñado con todas las novedades de los teatros que después se llamarían teatros a la italiana. Contaba con telón de boca, telón de fondo, bastidores que corrían por guías desde el suelo o del techo, además de bofetones, maromas, y maquinaria para producir efectos aéreos. Esto permitía cambios escénicos en segundos, vuelos, caídas, apariciones imprevistas, etc. Aunque alguna de esta maquinaria también empezó a usarse en los Corrales, era bastante más difícil su lucimiento en esos espacios.

Sin embargo, los Reyes añoraban las representaciones bulliciosas de los Corrales y, en contraparte, el populacho quería disfrutar de la aparatosidad escénica que en los Corrales apenas se vislumbraba. Dos anécdotas para concluir vienen a mostrar cómo se intentó dar gusto a las aspiraciones de cada grupo:

La primera dice que el estreno de la obra de apariencias La fiera, el rayo y la piedra de Calderón de la Barca en el Coliseo del Buen Retiro, que duraba siete horas, fue representada el primer día ante los Reyes y cortesanos; el segundo día Ante los Concejos de la Corte; el tercero ante los trabajadores de la Villa y se abrió al populacho durante treinta y siete días más.

En el segundo caso, sigo al hispanista, investigador de las representaciones teatrales en el Siglo de Oro Español, John Elliot hablando de la inauguración del Coliseo del Buen Retiro:

La traza general del teatro, sin embargo, se asemejaba a la de los corrales de comedias de Madrid. (…) en la temporada inaugural se hicieron grandes esfuerzos para divertir a los monarcas imitando el tipo de ambiente de los teatros públicos; se recrearon silbidos y peleas -para dar mayor emoción a la escena-. En una de las representaciones inaugurales en febrero de 1640 se soltaron ratones vivos entre las mujeres sentadas en la “cazuela” del teatro.

Con lo que se demuestra que los monarcas también querían disfrutar del ambiente que se vivía una tarde de representación en los Corrales: un día de fiesta por la tarde (ver anécdota sexta).

En 1644, cuatro años después de la inauguración del Coliseo del Buen Retiro, murió Isabel de Borbón y en 1646 su hijo, el heredero Baltasar Carlos. El cierre de Corrales y el luto sin representaciones palaciegas duro hasta 1649 cuando Felipe IV contrajo nuevas nupcias con Mariana de Austria. Los vemos en la siguiente imagen.

A la nueva Reina también le gustaba el teatro, pero, esta vez sí, dentro de Palacio y sin imitación de Corrales ni de rechiflas. En la anterior imagen vemos una posible y ampulosa representación en tiempos de Mariana de Austria. Aunque no deja de ser sorprendente, y paradójico, que a la vez se inclinara por representaciones de regusto popular como el género entremesil. Lo comprobaremos cuando hablemos, en otra anécdota, del actor Cosme Pérez más conocido como Juan Rana.

Nos vemos la próxima semana.   

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

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