EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 49: SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ O «NO PUEDE SER EL GUARDAR A UNA MUJER»

Hola amigos del blog nortontearto.blog. Yo soy Nortan Palacio conocido artísticamente, y en los mentideros del virreinato de la Nueva España, como Norton P.

HEME ALLÍ INTERPRETANDO AL PÍCARO PEREDA EN EL ENTREMÉS LA VIEJA MUÑATONES DE FRANCISCO DE QUEVEDO.
FOTO DE LUIS FERNANDO CABALLERO JURADO.

EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 49.

Viernes 29 de mayo de 2022.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ O «NO PUEDE SER EL GUARDAR A UNA MUJER»

Una amiga y seguidora de este blog me pedía que tratase más a personajes femeninos pertenecientes a la vida teatral del Siglo de Oro español, que son al fin y al cabo los personajes que tienen cabida en esta sección ‒no sabemos si bien o mal llamada‒ El Mentidero de los Comediantes. Creo que ella pretende tener en cuenta las idas y venidas de las mujeres de esta época para crear una dramaturgia y llevar a las tablas los hechos de alguna mujer interesante. Alguna vez ya hablábamos de la actriz La Calderona (anécdota 3) y ahora vamos a tratar de otra mujer a la que consideramos el carácter más singular de aquella época; a pesar de que nunca visitó España y compuso casi toda su obra encerrada en un convento de Ciudad de México: la poetisa y dramaturga  Sor Juana Inés de la Cruz.

El epígrafe con el que subtitulo la anécdota: «no puede ser el guardar una mujer» proviene del título de una comedia de Agustín Moreto, pero parece que le viniera como un guante a la vida y, sobre todo, a la obra de nuestra protagonista. Veamos someramente por qué: el nacimiento de una niña ilegítima de madre analfabeta en el México profundo de aquella época[1] ‒difícil sitio y situación vital para encontrar salida a una vocación literaria‒ después de eso; su traslado a la Capital del Virreinato, donde daría muestras de su ingenio pero que, además de alabanzas, despertaría la misógina envidia de muchos de los hombres que ostentaban el poder (sobre todo religioso) y; por ende, su imposición de reclusión en los conventos donde pasó la mayor parte de su vida adulta; no le impidieron dar alas a su obra para que llegase hasta la Corte Española donde lectores y otros literatos la denominarían la Décima Musa y donde, en palabras de Margo Glantz, sus obras eran esperadas casi con tanta ansiedad como el oro que procedía de América.

Tanto es así que América atraía a España no solo por el oro material sino también por el oro intelectual que era Sor Juana. Los españoles se preguntaban qué obras de la madre Sor Juana les traerían los galeones[2].

Pero vayamos por partes porque el numero de historias minúsculas que contiene su biografía no tiene desperdicio y nos ayudarán a entender cómo esta mujer no se dejó «guardar», a pesar de estar la mayor parte de su vida encerrada. Como no queremos perder la visión, sobre todo espacial, de estas anécdotas como parte de un blog de divulgación vamos a dividirlas en varias entregas. En la primera hablaremos del nacimiento y niñez de Sor Juana.

Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana nació en San Miguel de Nepantla ‒en fecha todavía hoy discutible entre 1648 y 1651‒ como la segunda de las tres hijas ilegítimas que tuvo Pedro de Asuaje y Vargas Machuca con Isabel Ramírez. Mucho se ha hablado con sorpresa de que en una sociedad ligada a la corte española como la del México de aquella época; una pareja, sin contraer matrimonio, tuvieran no una, sino tres hijas y que, además de esto, su madre después de separarse de su padre tuviera otros tres hijos con Diego Ruiz. El gran autor mexicano Octavio Paz trata de explicar estos acontecimientos aduciendo una «laxitud moral sexual en la colonia», aunque la verdad es que para muchos estudiosos tiene difícil explicación si se atienen a las constricciones morales de aquel tiempo y espacio.

Como dijimos, su madre era analfabeta, pero se preocupó de llevar a sus hijas a casa de unas amigas doctas, para que les enseñaran a leer, escribir y contar (algunos investigadores dicen que no fue la madre quien las llevó, sino que ellas fueron, por propia decisión, a casa de las amigas, a escondidas). El caso es que Juana Inés destaco desde el principio y dejaba asombrados a todos con su inteligencia, memoria e ingenio. Margo Glantz compara estos acontecimientos con los que debieron mostrar los que conocieron al niño Mozart en sus primeros años en Salzburgo cuando daba muestras de su genio.

A esto, además, vino a enriquecerlo, el hecho de que toda su primera infancia la paso en una hacienda de su abuelo en Amecameca, y allí, éste tenía una biblioteca bastante completa que apenas se utilizaba, pues no era cosa de la que su abuelo se jactase, sino que la pequeña Juana fue una de las pocas que la descubrió, utilizó, aprovechó y allí se aficionó a los libros.

Hola minos del blog nortonteatro.blog. Aquí como cada semana, la entrada de esta semana. Si la leen, espero que disfruten aprendiendo; cómo promulgaba Horacio.
ENTRADA A LA HACIENDA AMECAMECA DEL ABUELO DE SOR JUANA. HOY EN DÍA SE VISITA COMO PARTE DEL CONOCIMIENTO DE LA VIDA Y OBRA DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ.

En esta biblioteca aprendió de todo ‒de todo lo conocido para la época‒: leyó a los clásicos griegos y romanos; a los humanistas italianos y españoles; pero también leyó teología y ciencias como astronomía y medicina. En esta hacienda, además aprendió la lengua nathual, con los indios que trabajaban para el abuelo. Tal era su afán de aprender que cuando alguna noche no recordaba de memoria una lección que se hubiese impuesto para ese día; cortaba un mechón de sus cabellos en reprimenda por su falta de memoria; decía que no era bien que una cabeza estuviese cubierta de hermosuras cuando carecía de ingenios.

A los ocho años compuso la que hasta ahora se considera su primera pieza literaria: una Loa compuesta en honor del Santísimo Sacramento escrita en castellano y en nathual; la envió a un concurso y ganó el primer premio que consistía en un libro: su primer libro propio, un tesoro y la piedra inaugural de una biblioteca personal que compondría a lo largo de su vida y que antes de morir le obligaron a quemar[3].

Cuando se enteró de que a la Universidad de la Ciudad de México, donde podría ampliar sus conocimientos, no se permitía el ingreso de mujeres; intentó convencer a su madre de que la dejase ir a la capital vestida de hombre para poder matricularse. Su madre la disuadió de aquella empresa, pero al ser consciente de las capacidades de su hija y de que solo podría enriquecerlas en un lugar con mayores oportunidades, decidió enviarla a Ciudad de México, a que viviera en casa de María Mata, una hermana de su madre, que estaba casada con un notable bastante rico y culto que le facilitó seguir ampliando conocimientos, pero que además logró que entrara como criada de la virreina en aquel tiempo: Leonor Carreto, marquesa de Mancera. Personaje fundamental en la vida y la obra de Sor Juana Inés de la Cruz.

Pero todo esto lo continuaremos tratando en la próxima anécdota.

Nos vemos la semana que viene.    


[1] Estamos hablando de la segunda mitad del siglo XVII. Tiempo en el que, pesar de ser México el virreinato más importante de la Nueva España; los lugares fuera de la capital exigían, a los que querían destacar, muchísimo mayor esfuerzo y concentración siendo hombres; no queremos ni imaginar lo que debía costar a una mujer.

[2] Margo Glantz es escritora, investigadora, miembro de la Academia de la Lengua Mexicana, catedrática en lingüística y literatura la Universidad Nacional Autónoma de México y una de las mayores especialistas en la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Estas palabras provienen de un coloquio celebrado en las Jornadas de Teatro Clásico de Almagro de 2019, que precisamente se dedicaron a: Sor Juana Inés de la Cruz y el teatro novohispano. De las actas de esas Jornadas, extraigo mucho material para esta y las sucesivas anécdotas sobre Sor Juana.

[3] Se dice que escondió parte de los libros para librarlos de la quema, pero esto lo veremos cuando hablemos de su etapa adulta.

Publicado por nortonteatro

Soy Actor, dramaturgo, docente de teatro, filólogo, y doctor en investigación literaria y teatral con una tesis doctoral titulada: El teatro de Quevedo (una aproximación pragmática). Fui miembro fundador de la Compañía Corrales de Comedias Teatro en 1994 y he trabajado con ésta en el corral de Comedias de Almagro por más de 25 años; pertenezco al comité artístico de la Fundación Teatro Corral de Comedias; organizo el Festival de Autos Sacraméntales FAUS; estoy especializado en realizar versiones de entremeses de Cervantes y Quevedo y en escribir piezas breves de carácter barroco (casi todo en verso) para acompañar algunos espectáculos de la compañía: como la Loa al Teatro Breve, Loa a los entremeses de Cervantes, Loa al Auto Sacramental La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, Loa al Carro de los Cómicos o la Mojiganga para el Auto Sacramental El labrador de la Mancha de Lope de Vega.

Un comentario en “EL MENTIDERO DE LOS COMEDIANTES. ANÉCDOTA 49: SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ O «NO PUEDE SER EL GUARDAR A UNA MUJER»

  1. ESTUPENDA LA IDEA DE HABER AMPLIADO LOS PROTAGONISTAS DEL MENTIDERO A PERSONAJES QUE A PESAR DE ESTAR AL OTRO LADO DEL ATLANTICO PODIAN APORTAR TANTO A LA LENGUA CASTELLANA COMO ESTA MUJER DE LA NUEVA ESPAÑA. ENHORABUENA POR ESTA DECISION QUERIDO NORTON

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: