Hola amigos del blog Norton Teatro (nortonteatro.blog).
Yo soy Norton Palacio (Norton P.)-
aquí caracterizado como El Cardenal para el auto sacramental: La danza de la Muerte
Como lo prometí lo cumplo. He aquí el primer episodio −entiéndase: anécdota−
de nuestra sección El Mentidero de los Comediantes. Como dije en la
presentación: cada semana hablaremos de un aspecto deleitoso de las gentes
del teatro del Siglo de Oro español. También anuncié que el primero de estos
capítulos versaría sobre el sitio que ha inspirado el nombre de la sección: El
Mentidero de los Representantes.
Antes de nada, voy a hablarles de qué era un mentidero y el porqué de su
nombre; puesto que algunos que se han suscrito al blog (sobre todo
hispanoaméricanos) me han preguntado por el nombre del sitio, ya que en
aquellos lares −los de mi origen− no se hace uso de esta palabra.
Según el diccionario de la RAE: Mentidero 1º Lugar donde se reúne la gente para
conversar. 2º Grupo humano o ambiente en el que se comentan noticias de
algunas parcelas de la actualidad. Pero, como recogió la gran lexicógrafa
María Moliner −más cercana a la realidad que los académicos de la lengua− en
su diccionario; Mentidero es: Lugar en la calle donde se reunía la gente para
hacer tertulia o chismorrear. Que es una definición más acorde con lo que
dijimos la semana pasada acerca del nombre del lugar y de esta sección.
LOS MENTIDEROS fueron sitios muy madrileños; se instauraron en la ciudad
a principios del siglo XVII, después que la corte regresó de Valladolid. En
plena ebullición barroca época en la que todos los ciudadanos, fueran de la condición que fueren, querían participar de la vida
social de la Corte y la mejor manera de hacerlo era enterándose de todas
cosas oídas y dichas en estos sitios. Existían tres:
Mentidero de las Losas de Palacio se hallaba en la parte delantera del Real
o Alcázar de los Austrias. Donde hoy se levanta el palacio Real de Madrid. Allí
se reunían preferentemente gentes que querían medrar en la corte para
obtener favores o concesiones reales o los que querían ver a la familia real
cuando salían de paseo.

Mentidero de las Gradas de San Felipe: situado en las escaleras del
Convento de San Felipe el Real, que estaba ubicado en la puerta del Sol y con escalinatas
que daban a varias calles: Calle Mayor, Calle Espartero y Calle del Correo, por
lo que era especial para ver pasar a toda la ciudad y criticarla. Pero también
para saber como iban las cuestiones de las guerras en el vasto reino español
ya que aquí se reunían los soldados de los Tercios de Flandes a esperar a ser
reclutados para partir a los Países Bajos.
Y, finalmente, el que nos interesa: el Mentidero de los Representantes.
Que se situaba en un ensanchamiento que tenía la calle del León, conocida
como Plazuela del León y que convergía a la que entonces se llamaba Calle deCantarranas.
A la Calle Cantarranas se le llama hoy Calle Cervantes, porque fue
una de las calles de este barrio donde vivió el Manco de Lepanto; justo al
lado del Mentidero.
Como dije era este el Mentidero frecuentado por el gremio de teatro, pero
también por los seguidores de los famosos.
Se desprende de aquí que cada Mentidero tenía su “clientela”, aunque los
más curiosos solían hacer un recorrido diario e iban en romería desde el de las
Losas de Palacio al de las Gradas de San Felipe, para terminar en el de los
Representantes, que era el que más tarde llegaba a su apogeo.
Este Mentidero empezaba a cobrar vida a las diez de la mañana, pero su
ebullición la alcanzaba a las doce, lo cual era tarde en relación con los otros
dos; esto se debía a que los actores tenían que ensayar antes, en el local del
autor (dueño de la compañía). Estos ensayos empezaban a las nueve de la
mañana y terminaban a las once, después las actrices tenían que ir a misa para.
Finalmente, tener ocasión de acudir al tal Mentidero. Y claro, hasta que no
acudían las actrices no llegaba la efervescencia. Era fama que a la salida
de la “misa de hora”, que terminaba a las doce en la cercana Iglesia de Jesús, los
seguidores esperaban en la puerta para ver salir a las más famosas actrices
del momento: María Riquelme, María de Córdoba conocida como Amarilis y
María Calderón llamada La calderona (De ellas hablaremos otras veces).
Todos las seguían desde la iglesia hasta el Mentidero y es sabido que en más
de una ocasión se generaban riñas entre sus seguidores por caminar más cerca
de ellas en la tal procesión. Fue de tal fama esta ceremonia y su parafernalia,
que a esa misa se le llegó a conocer en Madrid con el nombre de “Misa de las
Tres Marías”. No sin un exento tono de burla, puesto que la comparación de
las actrices −y sus conocidos amoríos matrimoniales y extramatrimoniales−
con la virgen daba para mucho.
La próxima semana, sabremos más anécdotas del sitio y, si cabe,
empezaremos a visualizar el barrio que lo rodeaba. El Barrio de las Letras:
con un aparato de chismorreos impresionante.
HASTA LA PRÓXIMA SEMANA.